AMLO a un año de gobierno. Muchas esperanzas y poco avance
Andrés Manuel López Obrador llega a su primer año de gobierno y aunque goza todavía de una gran popularidad, también es cierto que hay diversos sectores de la población que ya no confían tanto en él, debido a diversos problemas que han continuado en México, como la inseguridad, la cual ha aumentado estratosféricamente; la falta de empleos, de medicinas, el nulo crecimiento del país y como consecuencia una semiparalización del comercio, la obra pública, etc., y ante ello la falta de dinero en la población.
El gobierno de la autodenominada cuarta transformación ha prometido mucho, pero hasta ahora no se ven realmente cambios contundentes que beneficien al país o que al menos vayamos en el camino correcto, y aunque en su primer Informe de Gobierno AMLO señaló que el próximo año ya se consolidarán sus cambios, esperamos que así sea por el bien de todos.
Se han puesto las esperanzas en el presupuesto de gobierno del 2020, donde el gobierno morenista promete realizar más inversiones en materia de infraestructura y acciones en conjunto con los empresarios, lo cual sería de gran beneficio para el país.
Pero algo que es muy importante y que realmente esperamos, es que López Obrador ya no siga dividiendo a México con sus constantes afirmaciones de que unos son conservadores y ellos son los progresistas, o aquello de la prensa fifi y los chairos.
Esto no ayuda en nada, también el presidente debe dejar atrás sus constantes recriminaciones por lo que no hicieron los gobiernos neoliberales y emprender su gobierno con su propio sello, con lo que él dice que será mejor para México. No es bueno estar quejándose a cada rato de lo que le dejaron, lo mejor es trabajar y demostrar con hechos lo que tanto prometió al país.
Ya el escritor y premio Nobel Mario Vargas Llosa afirmó que el gobierno obradorista es una regresión al populismo y a la dictadura perfecta que por muchos años representó el PRI, lo cual enfureció a AMLO, pero si esto no es cierto, debe demostrarlo con hechos y beneficios para los mexicanos en general, no sólo para los sectores populares.
Nuevamente Sudamérica vuelve a tener severas protestas contra los gobiernos de varios países como Bolivia, Chile, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y más recientemente Colombia, donde parece que la ira en contra de sus mandatarios corrió como pólvora y salieron a las calles a exigir mejores condiciones sociales y cambios de sus mandatarios.
Todo indica que las condiciones de marginación y pobreza, junto con políticas de aumentos de precios y falta de dinero entre la población, los han llevado nuevamente a las calles, algo que ya se había olvidado porque ocurrió hace unos 35 años, cuando en la década de 1980 existían regímenes dictatoriales y mucha concentración de la riqueza.
Se recuerdan los movimientos armados y las guerrillas que en esos años se distribuyeron en algunos países y que finalmente llegaron al poder, como en el caso de Nicaragua con Daniel Ortega, ex guerrillero y hoy gobernante que se engolosinó con las mieles del poder y que, junto con su esposa, ahora llevan varios mandatos en el gobierno y no quieren dejarlo.
Venezuela es otro caso emblemático, donde los opositores no han podido derrumbar a Nicolás Maduro, quien lleva también varias reelecciones fraudulentas.
Qué triste ver que de nada sirvan las experiencias vividas y que el poder sigue siendo el centro de los gobernantes, quienes realmente no tienen amor por su gente, ya que los envían literalmente a matarse, mientras ellos sólo se vuelven más ricos cada vez.
La pregunta es ¿cuándo podrán vivir esos países en paz y con gobiernos que realmente respondan a las necesidades de la población? ¿Cuándo podrán lograr un crecimiento adecuado y salir del subdesarrollo?
Al parecer, hasta ahora Latinoamérica sigue arrastrando las consecuencias de la Conquista de españoles y portugueses, y no logra romper con ese pasado que le impide ser libre.
