Manchan el balón
El partido más importante del Veracruz empezó en las primeras horas del viernes. Lo fue desde las categorías menores, con la Sub 17 y Sub 20, donde los jugadores más jóvenes se impusieron a Tigres y marcaron un contrapeso: la idea de competir y no perder los puntos, pese al amago de detener la Liga MX.
Luego, el juego llegó a otras instancias. Al enfrentamiento entre la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales (AMFPro). Entonces, los Tiburones se aferraron a lo último que les quedaba, al honor de ser fieles a sí mismos. Y por eso renunciaron a pelear durante cinco minutos ante los felinos, aunque todo terminara en una derrota (1-3).
La protesta no fue completa, pero mostró el espíritu de un equipo que pelea por sus derechos, y que intenta ganar como puede, sin un verdadero respaldo de sus colegas.
Después de 40 encuentros sin triunfo, el plantel decidió sus propias acciones y dejó de correr, de competir, en el arranque del juego. No contó con que Eduardo Vargas, con un doblete (2’ y 6′), y André-Pierre Gignac (4’) sacaran provecho de las circunstancias.
Más que una pausa del juego, los jugadores buscaban una huelga colectiva. Si no lo hicieron fue por la advertencia de Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, de aplicar el reglamento de competencia y castigar su falta con un descenso. Elementos como Ángel Reyna y Gabriel Peñalba denunciaron al plantel felino por no solidarizarse con la causa. Pero el golpe ya estaba hecho. La noche más insólita en la historia del Veracruz terminó con frentes divididos y una guerra solitaria.
El silencio fue una elección para los Tiburones, pero no una barrera, porque en él encontraron las respuestas. Desnudaron una solidaridad aparente y rebatieron la intención de la Liga MX y la FMF de calmar sus ánimos con una oferta de 18 millones de pesos, insuficiente para sus demandas. Bajo protesta, la dignidad y el honor fue para ellos.
“Los jugadores no se debieron haber presentado. Hay un acuerdo con ellos, se les debe agosto y septiembre, lo que más me preocupa es el ridículo y la falta de respeto a la afición. Es imperdonable”, dijo Fidel Kuri, tras el partido.