Migrantes, presas de los narcos
NUEVO LAREDO. En Tamaulipas, los cárteles compiten por extorsionar a los migrantes que fueron retornados de Estados Unidos. Los narcos tienen muy claro lo que necesitan cuando salen en busca de presas: hombres y mujeres sin cordones en los zapatos.
Los pies dicen mucho de sus dueños. Son la prueba de que entraron a Estados Unidos para pedir asilo, pero lo único que lograron fue estar detenidos unos días –cuando les quitaron los cordones por cuestiones de seguridad– antes de ser tirados de vuelta en la boca del lobo, en el violento estado de Tamaulipas.
En años anteriores, los migrantes pasaban con rapidez por esta tierra de cárteles. Sin embargo, ahora, con las nuevas políticas migratorias del presidente estadounidense Donald Trump, se quedan ahí durante meses mientras esperan sus citas en las cortes de ese país, varados en las fauces del crimen organizado.
Sus historias hablan de robos, de extorsiones por parte de criminales o funcionarios corruptos, de secuestros… Narran cómo las únicas opciones con las que se enfrentan son pagar para cruzar de manera ilegal a Estados Unidos, aunque sus planes no sean esos, o simplemente para que los dejen libres.
A veces escapan de un grupo para caer en las manos de otro o puede que sean ellos mismos los que, en medio de la desesperación, buscan de nuevo a los traficantes con tal de hallar cualquier salida que no implique regresar a los países de los que huyeron.
El gobierno de México no estaba preparado para esta afluencia de migrantes y mucho menos en Tamaulipas. Es por ello que las autoridades se esfuerzan en sacarlos de esta región hacia Monterrey o incluso hasta la frontera con Guatemala.