Así eran los tacos que se comían en CDMX hace 100 años

Así eran los tacos que se comían en CDMX hace 100 años

Para muchos mexicanos es raro pasar más de una semana sin comer un taco, según la costumbre y gusto de su región. En ocasión del día que celebra este platillo, compartimos formas de comer el taco en la CDMX del siglo XX. Texto: Raúl J. Fontecilla

El taco es un alimento presente en todo México. Aunque es cierto que un “buen taco” puede ser diferente en Sonora, Yucatán o la ciudad de México, la esencia del platillo es algo que comparten todos los rincones del país. En este Día del Taco recordamos un poco de la variedad culinaria que la CDMX ha saboreado en los últimos cien años.

Nuestra antigua revista semanal EL UNIVERSAL Ilustrado hizo reportajes en los años 20s y 30s que hoy nos abren una ventana a las formas de preparar tacos en el entonces Distrito Federal. Algunos nos resultan familiares, pero otros tenían toques que sin duda se antoja probar hasta la fecha.

Tacos de carnitas con tres tortillas, pa’ que aguanten el guacamole

En los años 20, avances como el alumbrado público y los automóviles recién comenzaban a ganar terreno. Tras la difícil época que fue la Revolución Mexicana, la economía familiar aún era una lucha diaria para un sector considerable de la población.

Hace cien años, como hoy, muchos capitalinos optaban por comer tacos para saciar el hambre sin sacrificar ni el bolsillo, ni el antojo. Al menos en el Distrito Federal, el taco tenía reputación de ser una comida para los menos adinerados.

Los puestos callejeros de los años veinte no tenían asientos, por lo que cada quien sostenía su cazuelita mientras comía en cuclillas. Los más privilegiados usaban el apodo despectivo de “los agachados” para hablar de esta forma de comer. En 2013, doña Reina vendería los mismos productos, con sólo dos asientos, en Toluca. Fotos: Hemeroteca y Archivo EL UNIVERSAL.

Un reportaje de julio de 1920 le echó un vistazo a la comida del callejón de Mecateros, en lo que hoy es la calle 5 de Mayo. Se decía que era un “desfile pomposo de cazuelas titánicas, dignas de Hércules”.

Había desde pavo servido con mole “rojo como sangre de mártir” hasta pancita, enchiladas y caldo hirviendo con sus debidos garbanzos. Sin embargo, el reportero y su acompañante eligieron otra opción:

“-Mira, hermano, vamos a tomar tacos de guacamole… son de lo más barato y apetitoso”, dijo el periodista.

Este manjar se servía en tres tortillas, quizá porque dos no bastaban para sostener las carnitas, los chiles y el cucharazo de guacamole, todo muy bien servido, porque más que “taquitos” eran “tacos gigantescos”, según se lee.

Si bien las carnitas con guacamole fueron la elección de aquella vez, el redactor comentó que en Mecateros la oferta taquera incluía “nenepile”, que hasta la fecha son los de nana y buche mezclados, aunque ahora ya le dicen nenepil.

Seguro los clientes de los puestos de chicharrón o los de chuletas y solomillo a la cazuela, no se conformaban y también armaban su propio taco con alguna tortilla a la mano, pues ahí está “el chiste” o “la magia” del taco, que pareciera bastar con ponerle comida a la tortilla para crearlo.

En el Eje Central triunfaron los tacos de canasta

Otro reportaje publicado por este diario en julio, pero de 1965, recordó el paso de algunos comercios dedicados a servirle tacos a los peatones del Centro Histórico alrededor de los años 20.

Un platillo que llevaba tiempo en el negocio eran unos tacos del tamaño de unas flautas, rellenos de barbacoa, que podían freírse suaves o dorados, según el gusto del cliente. Costaban cinco centavos y se servían con lechuga y queso rallado, mientras que el picante podía ser guacamole o salsa de chile pasilla.

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