Crean una nueva tecnología para redirigir los rayos
La prueba de este láser para desviar rayos se llevó a cabo en una torre en la montaña Säntis, en Suiza, por parte de un grupo de científicos.
Hay ocasiones en que el humano sí puede tener cierto control sobre la naturaleza. Un ejemplo de ello es el pararrayos, el cual tiene la misión de atraer rayos y conducirlos de manera segura al suelo y así evitar daños materiales y humanos. Si bien esta tecnología se sigue usando, es cierto que quizás necesite una versión más fresca. Para ello, un equipo de científicos creó un poderoso láser capaz de localizar un rayo y desviarlo de su trayectoria a través del cielo.
Los encargados de llevar a cabo el experimento sobre este láser para desviar rayos fueron el físico Aurélien Houard, del Laboratorio de Óptica Aplicada del Centro Nacional Francés de Investigación Científica en París, y sus colegas. Para ello eligieron una torre en la montaña Säntis, en Suiza. Este sitio era el ideal pues recibe un impacto de unas 100 veces al año (la mayor cantidad en toda Europa).
El equipo logró desviar hasta cuatro rayos después de seis horas de uso del láser. Asimismo, el experimento demostró que los rayos podían desviarse más de 50 metros si se usaban dos cámaras de alta velocidad.
Para conseguir lo anterior, los expertos hicieron que el láser lanzara ráfagas cortas e intensas de luz infrarroja a las nubes unas 1.000 veces por segundo. Esta acción arrancó electrones de las moléculas de aire y apartó algunas moléculas de aire de su camino, así se creó un canal de plasma cargado de baja densidad, el cual a su vez creó un camino de menor resistencia para que lo siguieran los rayos a través del cielo.
Esta es la primera demostración de que la técnica funciona en tormentas reales, por lo que algún día podría servir como protección contra los rayos en sitios como plataformas de lanzamiento, aeropuertos o centrales eléctricas donde los rayos suelen provocar daños cuantiosos.
La idea de crear un láser para desviar rayos en realidad no es nueva. Se propuso por primera vez en 1974 y se probó exhaustivamente en el laboratorio. También se hicieron pruebas de campo anteriores, una en México y otra en Singapur, pero ninguna de ellas pudo hacer que los láseres desviaran los rayos.
