CALAVERITAS LA REGÍON

Manuel Hernández Badillo

Manuel Badillo corría y corría

y de la huesuda huía.

Muchos pendientes conmigo tienes,

la calaca le decía,

mientras lo perseguía.

Muy cansado estaba ya Badillo

así que a la muerte enfrentó

y un ojo le guiñó.

¿Qué es lo que quieres de mi?

le preguntó.

Y la parca muy sería le respondió:

Muchos pendientes

en tu gobierno has dejado

y a la gente le has fallado.

¿Dónde quedaron tus promesas

de campaña?

Tal parece que todo lo olvidaste

y en las consecuencias no pensaste.

Dicho eso, del cuello la calaca

lo agarró

y muy rápido al panteón se lo llevó.

Ahí cumple ya una larga pena

y en el alma una gran tristeza lleva.

CONAGUA

Muy presurosos los de Conagua a Tula llegaron,

pues bien sabían el gran daño

que con la inundación provocaron.

Sus tiliches agarraron

y en el río Tula día y noche trabajaron.

Las aguas puercas movían

y sus grandes máquinas

la tierra removían.

Sin embargo, en los tulenses

el gran coraje seguía,

pues ni casa ni comida tenían

por la gran inundación que padecían.

Los meses pasaron,

y ninguna solución había,

ni directivos ni trabajadores

le atinaban

y puros destrozos en el río hacían,

muchos árboles se llevaron

y la podredumbre del agua negra seguía.

Una noche, la Conagua trabajaba

y gran asombro los trabajadores

se llevaron

cuando cientos de calacas

del agua negra salieron

y con gran coraje les gritaron

que todo este desastre arreglaran

y sus aguas puercas se llevaran.

Sólo así los de la Conagua entendieron

y apresuradamente huyeron

para no volver jamás.

Ahora los tulenses felices están,

pues ya aguas negras no hay

y finalmente viven en paz.

Lectores de LA REGION

Muy atentos los lectores

de LA REGION estaban,

pues noticias y noticias leían

y de todo se esteraban.

Día a día este periódico una gran información les presentaba:

noticias rojas, política, deportes, espectáculos y hasta caricaturas

en sus páginas o en internet encontraban.

Un buen día con gran interés

las noticias leían, cuando de pronto

la Catrina se les apareció

y de un golpe se los llevó.

Muy tristes los lectores

de LA REGION estaban,

pues creían que nunca más sus noticias leerían.

Pero muy grande fue su sorpresa

cuando al panteón llegaron

y a muchas calaveras leyendo se encontraron.

¿Qué creían? La calaca les preguntó.

aquí también información tenemos

y hasta una sucursal

de LA REGION poseemos.

Ahora muy felices todos están

en el panteón

leyendo y leyendo las noticias

de LA REGION.

Alcalde de Tepeji

Muy feliz el Alcade de Tepeji estaba.

día y noche trabajaba

y a los habitantes siempre ayudaba.

Con una sonrisa en el rostro

y con gran disposición

en todos lados estaba,

reparación de calles, drenajes,

unidades deportivas, obras y más

obras a los tepejanos entregaba.

Salvador Jiménez Calzadilla

para todo tenía tiempo

y hasta con sus amigos de los medios

de comunicación convivía.

Su carácter alegre destacaba

y a los ciudadanos siempre ayudaba

la felicidad en Tepeji reinaba

y el municipio se desarrollaba.

Todo esto a oídos de la Catrina llegó

y un vistazo a Tepeji le echó.

El buen trabajo del Alcalde vio

y su ejemplo le gustó.

Esto quiero para el reino

de las calacas, afirmó,

y un gran salto dío.

Al buen “Chava” un día sorprendió

y de inmediato al panteón se lo llevó.

Ya despacha ahora el buen

alcalde en el panteón,

donde grandes obras ha iniciado,

mientras que en Tepeji el llanto

y la tristeza no han cesado.

Gobernador Julio Menchaca

El estado de Hidalgo,

un flamante gobernador estrenaba,

mucho había caminado en su campaña

por toda la entidad,

pero finalmente Julio Menchaca

la gobernatura ganaba.

Muy sonriente y feliz estaba

y en su mente muchos planes,

el nuevo gobernante tenía.

La pobreza acabaré,

habrá igualdad para todos

y la corrupción enfrentaré.

Así lo decía el mandatario,

pero primero un buen equipo

de trabajo integraré.

Justo en eso estaba,

cuando de pronto decenas

de calacas le llegaron

y su ayuda le ofrecieron.

Nosotros te apoyaremos

y un buen plan de desarrollo

estatal haremos,

las calacas le prometieron.

Es más, le reiteraron,

nosotras ni dinero necesitamos

¿para que lo queremos?

Fue así como al buen Menchaca convencieron y al trabajo

un gran esfuerzo

le metieron.

Y el gobernador cumplió.

En el estado

ya no hay corrupción

y el trabajo

se realiza con pasión.

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