Adultos sin protección y grupos antivacunas: huecos inmunológicos y bomba de tiempo para México
Sarampión, tos ferina y otras enfermedades que se pensaban erradicadas comienzan a causar brotes en un país que se enfrenta a nuevos —y viejos— desafíos en materia de salud.
El Dr. Luis Durán abordó el autobús, otro hombre subió detrás de él pidiendo dinero: “Por favor, quedé ciego por el sarampión”, dijo. Ha pasado casi medio siglo desde entonces y aún recuerda lo común que era, en aquellos años, escuchar cómo la enfermedad más contagiosa de todas le había quitado la vista, el oído o la vida a alguien en la capital del país.
Hoy, el maestro de Salud Pública de la UNAM y ex director del Centro Nacional de la Infancia y Adolescencia se pregunta qué tan lejos estamos de esos días. En los últimos meses, México ha experimentado brotes de sarampión, afección que parecía haber sido erradicada en 1998 gracias a la aplicación de vacunas
¿Por qué a pesar de las campañas de vacunación a nivel nacional la enfermedad está de regreso? No hay una sola respuesta. Al creciente papel que han adquirido los grupos antivacunas, se suma la posibilidad de que los inmunológicos que se han aplicado en los últimos 30 años estén perdiendo su efectividad.
Con este panorama en mente, es probable que no sólo los niños sino también la población de entre 20 y 40 años requiera vacunas para contener el brote.
Qué sabemos del brote de sarampión en México
El sarampión comenzó a propagarse en Estados Unidos. La ola de contagios inició dentro de una comunidad menonita ubicada en Texas, donde las tasas de vacunación se encuentran por debajo de los niveles esperados.
El efecto dominó alcanzó a México: para abril de este año, ya experimentaba el peor brote de sarampión en décadas. En ese entonces, el secretario de Salud de Chihuahua informó sobre la primera víctima mortal: un hombre de 31 años que residía en Ciudad Juárez, no contaba con la vacuna y además, padecía diabetes, lo que complicó el cuadro de síntomas.
Los casos siguieron aumentando. El 20 de mayo, las autoridades informaron sobre la muerte de dos niños, de 7 años y 11 meses respectivamente. El reporte reveló que su familia pertenecía a una comunidad menonita y ni ellos, ni su madre, habían sido inmunizados.
Sólo un día después, se notificó la muerte de una niña de un año en Cajeme, Sonora. Hija de padres jornaleros originarios de Chihuahua, la pequeña presentaba signos de desnutrición y no había sido vacunada. El 2 de junio, otra menor de 2 años 11 meses de edad, perdió la vida por complicaciones derivadas del sarampión.
«La víctima pertenecía a la comunidad Rarámuri, era hija de padres jornaleros agrícolas y no contaba con su esquema completo de vacunación», señaló la Secretaría de Salud de Chihuahua en un comunicado.
De los 4 mil 161 casos probables que se han acumulado a lo largo de 2025, más de la mitad (3 mil 028) se reportaron en territorio chihuahuense.
Según la información preliminar del Sistema Especial de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Febril Exantemática de los casos que ya han sido confirmados (mil 761), la mayoría se concentra en los municipios de Cuauhtémoc, Chihuahua y Nuevo Casas Grandes, puntos en donde radica parte de la comunidad menonita asentada en México. El grupo religioso, cuya historia se remonta a la Europa del siglo XVI, arribó al país hace 103 años y hoy en día cuenta con alrededor de catorce comunidades repartidas entre Chihuahua, Tamaulipas, Zacatecas y Durango.
Bajo los preceptos de la iglesia Al Kolonier, por años limitaron su interacción con el resto del mundo y recibieron con recelo el avance tecnológico, que atentaba contra la vida simple y dedicada a Dios que buscaban mantener. Pese a que existe mucha más apertura a la vacunación, la comunidad ubicada en territorio chihuahuense concentra el mayor brote de sarampión del país, por lo que actualmente las autoridades estatales han virado sus esfuerzos en una intensa campaña de prevención casa por casa
A pesar de ello, los resultados son dispares: el virus se ha propagado a otras comunidades y hoy afecta a 57 municipios de todo el país. Con el fin de comprender el posible alcance de la enfermedad, MILENIO consultó a dos especialistas en materia de Salud Pública.
Grupos antivacunas en México
El rechazo contra las vacunas no es nuevo, sin embargo, en la actualidad se ha visto alimentado por la desinformación masiva: noticias falsas que recorren internet y que pasan de boca en boca hacen a la población mundial aún más susceptible a enfermedades infecciosas, como explica el Dr. Luis.
“Los grupos que se oponen [a las vacunas], en Estado Unidos sobre todo, son grupos religiosos y grupos que no creen en la ciencia. Si no creen en la ciencia es muy difícil que los logres convencer con argumentos científicos. Tienes que convencerlos con argumentos prácticos, con ejemplos de lo que va a pasar y lo que puede pasar con la salud de los niños”, comenta Durán en una entrevista.
En redes sociales esta comunidad comparte tips para burlar filtros sanitarios, falsificar carnets de vacunación y otras técnicas con las que logran que sus hijos sean aceptados en escuelas y guarderías aunque no cuenten con las vacunas. Los argumentos para rechazar los inmunológicos van desde su supuesta relación con el autismo hasta el riesgo de daño cerebral por metales pesados.
A pesar de su activa participación en internet, estos grupos apenas son la punta del iceberg en el nuevo brote. Según la Organización Mundial de la Salud, hasta 2023, la tasa de vacunación contra esta enfermedad en el territorio era del 76%. Un estudio, publicado en abril de este año, señala que la pandemia de Covid-19 pudo haber afectado la cobertura
No obstante, el hallazgo más destacado fue que, un gran porcentaje de adultos de entre 20 y 49 años de edad es vulnerable a la enfermedad a pesar de que contaban con la vacuna. Para el Dr. Malaquías López Cervantes, profesor de Salud Pública en la UNAM y ex director General de Planeación y Desarrollo en Salud, es aquí en donde se encuentra el verdadero hueco inmunológico.
“Me parece que [el brote] está vinculado, no tanto con los grupos antivacunas, ni con las creencias religiosas, sino más bien, con errores en la aplicación de vacunas”, asegura luego de tomar como referencia los resultados del estudio Una encuesta serológica de sarampión de base poblacional en México: implicaciones para la reemergencia.
Financiada por la Secretaría de Salud de México a través del Instituto Nacional de Salud Pública y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la investigación se enfocó en recoger muestras de sangre de 3 mil 533 personas de toda la república para analizar qué tantos anticuerpos los protegían en contra del sarampión.
Una vez analizados los resultados concluyeron que la baja inmunidad no parecía depender del lugar de residencia: los datos no variaron mucho entre en norte o sur del país, ni tampoco entre ciudades y zonas rurales.
Lo que llamó la atención de los especialistas fue la marcada diferencia entre grupos de edad: las personas de entre 20 y 49 años presentaban menos protección que el promedio, lo que indicaría una disminución de la inmunidad.
¿Por qué los adultos también podrían ser vulnerables a pesar de haber sido vacunados?
En el grupo de 20 a 29 años es de 63.6 %. Las personas de 30 a 39 años de 71.8 %, mientras que en los grupos de 40 a 49 años aumenta al 77.7 % lo que sugiere que una mayor proporción de personas del sector ha estado expuesta al patógeno y ha desarrollado una inmunidad más alta.
De acuerdo con Mayo Clinic, una vez que una persona fue vacunada, es poco probable que contraiga sarampión, no obstante, los datos del artículo indican que un gran número de adultos se encuentra en riesgo a pesar de haber sido inmunizados.
Hasta el 28 de mayo de este año los grupos más afectados por sarampión (sólo después de los niños y niñas de entre 0 y 4 años) son los adultos de entre 20 y 39 años.
“Si piensan que algo como la semana nacional de vacunación iba a cerrar ese hueco, pues se equivocan rotundamente. Esa semana es particularmente utilizada por las familias para cubrir a los niños, particularmente cuando no han recibido la vacuna, pero los adultos nos creemos ya inmunes porque pensamos ‘ya fui vacunado’”, destaca el especialista.
Los autores del estudio consideran que la baja presencia de anticuerpos contra el sarampión en adultos puede deberse a dos razones principales. La primera: no recibieron la segunda dosis de la vacuna o la cobertura de esta fue insuficiente.
La segunda: la inmunidad disminuyó con el tiempo, especialmente debido a que el virus no ha estado circulando en el ambiente, lo que impide que el sistema inmunológico se refuerce de manera natural.
No obstante, el Dr. Malaquias plantea una tercera hipótesis: asegura que, por muchos años, las autoridades fracasaron en establecer el sistema de refrigeración que requerían las vacunas, lo que repercutió en su efectividad.
“Muchas de las capitales estatales carecían de un frigorífico necesario. Llegaban las vacunas y se mantenían lo más frías que podían, pero en algunos lugares, la temperatura es muy alta, lo que hace que las vacunas se inactiven”
“Por esa razón, lo que vemos ahora es que la mayoría de los casos se encuentran en el grupo de 25 a 45 años. Son niños que fueron vacunados, quizás, pero que la vacunación no les sirvió porque no fue adecuada y ahorita son susceptibles. Entonces llega el virus y empieza a producir casos entre esos grupos de edad”
De acuerdo con los manuales de manejo de vacunas contra el sarampión, estas deben mantenerse entre 2 °C y 8 °C para conservar su efectividad. Si se exponen a temperaturas más altas, pueden degradarse y perder potencia.
Aunque la información específica sobre el porcentaje exacto de pérdida de efectividad no está detallada en los estudios disponibles, se sabe que el calor puede afectar negativamente la estabilidad de la vacuna.
De acuerdo con datos de la historia y avances de la vacunación en México, en la década de los 70´s el país no tenía una cadena de refrigeración robusta, lo que dificultó la inmunización de la población.
Un estudio publicado en 1990 da cuenta de que el país arrastró el problema por varios años: el grupo de investigadores de la Dirección General de Epidemiología analizó la potencia de la vacuna Sabin (que previene la poliomielitis) entre 1987 y 1988
Los investigadores abarcaron distintos niveles del sistema de salud, desde el estatal hasta el local, para evaluar si cumplían o no con las normas del sistema de refrigeración y manejo de inmunológicos.
Problemas con el almacenamiento, incumplimiento de prácticas sencillas pero esenciales (como el uso de paquetes de agua en congeladores o charolas perforadas) y falta de capacitación del personal fueron sólo algunos de los problemas detectados.
Aunque la mayoría de las unidades sanitarias contaban con refrigeradores o cámaras frías, más del 10% estaban descompuestos. Además, apenas el 75% de las unidades locales tenían termómetro, y de esas, solo el 80% registraban la temperatura de los refrigeradores.
Por si fuera poco, el 50% de las unidades sanitarias y brigadas locales incumplía con la norma de llenar con hielo al menos tres cuartas partes de los termos o cajas de transporte de vacunas, lo que afectaba el control de temperatura durante el traslado.
En total, tres estados del norte y dos del sur del país cumplieron con menos del 70% de los aspectos de la red de frío.
Un estudio similar realizado en Chile encontró que, bajo condiciones adversas, casi el 24% de las vacunas perdieron potencia. Pese a que en México también se detectó una disminución, los niveles de efectividad se mantuvieron dentro del rango aceptado por la OMS.
Se cree que el inmunológico soportó el mal tiempo debido a que no permaneció mucho en cada estado, además, el uso de cloruro de magnesio parece haber ayudado a su estabilidad. A pesar de las deficiencias encontradas, ningún estado aplicó vacunas con una potencia promedio inferior a la recomendada por las normas de vacunación
No obstante, los investigadores concluyeron que se desconocía el impacto a largo plazo, ya que las vacunas que se almacenan por períodos prolongados en condiciones inadecuadas podrían verse afectadas.
Cuál podría ser el camino contra el sarampión
Actualmente el inmunológico que se aplica contra el sarampión es triple vírico (SRP), es decir, también protege contra la rubéola y las paperas. Requiere dos dosis, la primera a los 12 meses y un refuerzo a los 6 años de edad.
No hay manera de dimensionar cuantas personas en el país se encuentran sin esta protección.
Desde el punto de vista del Dr. Durán, si se pierde la prevención en contra de los virus, las autoridades no sólo tendrán que enfrentarse a las enfermedades crónicas, como la hipertensión o la diabetes, sino también a lo que ya parecía controlado.
Por su parte, el Dr. Malaquias insiste en que, si bien una parte del blindado contra el sarampión será con la vacunación en niños, tendrían que sumarse esfuerzos para que los adultos se aplique un refuerzo.
Hoy, las generaciones del pasado y las del presente se enfrentan al mismo virus. El tiempo y la desinformación juegan en su contra.