Desastre sanitario y ambiental es conocido como el ‘Chernóbil’ de Guanajuato

Desastre sanitario y ambiental es conocido como el ‘Chernóbil’ de Guanajuato

Entre cientos de hectáreas de cultivo y junto a la carretera que une a esta ciudad con el municipio de León, se alzan las ruinas de los edificios, contenedores, bodegas y ductos de lo que fue Química Central de México, S.A. de C.V. El problema es que los restos de la empresa, incluyendo residuos químicos, yacen abandonados, sin control y cualquiera puede entrar al predio.

El desastre sanitario y ambiental es de tal magnitud que se le conoce como el Chernóbil de Guanajuato.

El lugar ocasiona no sólo daños al medio ambiente, sino también a los pobladores de comunidades vecinas, donde se han registrado enfermedades, mutaciones y muertes.

La propiedad está al lado de las vías del ferrocarril, pero también junto al río El Turbio.

La zona está abandonada y ha sido vandalizada.

El Turbio lleva agua al río Lerma, y éste a su vez desemboca en el lago de Chapala. Según ambientalistas, el agua del embalse tiene altos niveles tóxicos.

Para el ambientalista Juan García Hurtado la situación ya va más allá de la alarma y advirtió que pasar mucho tiempo en el predio, podría afectar la salud de la expedición.

Estar aquí es muy peligroso. Hay muchas sustancias venenosas al aire libre. Pero lo que también resulta muy peligroso es que las autoridades no se interesen, le dan una patada al problema, se lo pasan de autoridad a autoridad. Al final, los afectados somos todos porque todo este veneno no sólo está en el aire, también se ha colado entre la tierra y ya está en el agua”.

De acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Química Central de México nunca advirtió a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) su perfil como generadora de residuos peligrosos, por lo que durante años almacenó residuos peligrosos durante años sin las condiciones de seguridad necesarias.

Ni las aves bajan a este lugar, debido a los tóxicos.

Cuenta con dos pasivos ambientales, ambos por un total de 340 mil toneladas dentro y fuera de sus instalaciones”, señala el dictamen localizado en el sitio web de la dependencia, que en 2014 clausuró la empresa.

Y es que Química Central cuenta con una montaña con base en cromo hexavalente. Su tamaño es enorme. Incluso cuenta con una rampa para que vehículos puedan llegar a su cima. El olor suele ser insoportable.

El predio fue abandonado y ahora está en ruinas, saqueado, no hay vigilancia. Algunas hierbas han crecido en algunos puntos del terreno, pero resulta impresionante que ni siquiera las aves aterrizan en el lugar.

La competencia del caso es de índole federal y las sanciones establecidas por  Profepa han sido inútiles. Los dueños de Química Central se han declarado incompetentes para llevar todos sus residuos tóxicos a Mina, en Nuevo León, para confinarlos.

Ni las autoridades locales, estatales o federales han podido invertir en la limpieza y rehabilitación del terreno y sus alrededores. Los costos podrían ser muy altos, coinciden, pero el precio que han pagado habitantes de la zona ha sido mayor.

Porque habitantes de las comunidades rurales de Buenavista, Puerta del Cerro, El Nacimiento, La Venta, La Mora, San Roque del Monte, Puerta de San Germán, La Estancia y el Ramillete ya sufren de todo tipo de enfermedades y, si no padecen enfermedades respiratorias, pierden el cabello, muestran erupciones en la piel o son víctimas del cáncer o malformaciones.

La exposición al cromo está relacionada con un mayor riesgo de cáncer de pulmón y de seno paranasal y de cavidad nasal, ilustra el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.

La presencia de cromo hexavalente en el agua ocasiona cáncer en el estómago, así como daño reproductivo, según estudios de la Oficina de Evaluación de Peligros de Salud Ambientales de California. Los días pasan, los años han transcurrido y a  nadie le interesa resolver el problema.

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