Fin del Sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024)
“Mi viejito, cabecita de algodón, el mejor Presidente de México” son algunos de los epítetos con que los AMLOlovers usan para referirse a Andrés Manuel López Obrador, el Presidente de la República que quiso emular a Benito Juárez García por sus ideas liberales y austeridad republicana, pero resultó parecerse más al seductor de la patria, me refiero al dictador Antonio López de Santa Ana; más conocido en la historia nacional como traidor por haber permitido el avance de las tropas norteamericanas a la capital del país durante la guerra de intervención de los Estados Unidos en 1847, guerra en la que México perdió más de la mitad de su territorio.
Obrador, el hombre de los discursos y las conferencias mañaneras. Se sentía fuertemente atraído por las multitudes. Sin ser buen orador, sus palabras convencían a la gente sencilla con frases como “primero los pobres”, “un gobierno del pueblo y para el pueblo”. Ahí radicaba su poder, sentirse aclamado por las multitudes al grito de “es un honor estar con Obrador”.
El huésped de Palacio Nacional, se negó a habitar la mansión de “los pinos” símbolo de los gobiernos corruptos del PRIAN, en cambio convirtió la residencia oficial en un centro cultural. Tambien se negó a usar el avión presidencial para evitar gastos dispendiosos. Sin embargo, existen rumores de que lo renta a particulares en el extranjero. Obrador el autócrata, el intransigente el de “yo tengo otros datos”.
La mañanera”, conferencias dictadas desde Palacio Nacional todos los días, le sirvió para controlar a los medios de comunicación; para exponer su verdad de los hechos, la realidad oficial. Obrador deja a su sucesora Claudia Sheinbaum Pardo una triste herencia.
Un país divido, con una economía ficticia, tambaleante como el peso, cuyo valor depende de los mercados financieros en los Estados Unidos o de cualquier declaración indebida del gobierno mexicano y no se diga de la actuación que vaya en contra de las recomendaciones del tío Sam.
DEJA MUCHOS PENDIENTES
El sexenio de López Obrador deja muchas asignaturas pendientes sobre todo en el sector agrícola, salud y seguridad. Desde hace dos sexenios se ha permitido el tráfico ilegal de armas a nuestro país proveniente de los Estados Unidos, principal causa de la violencia entre los mexicanos. El gobierno estadounidense dice que el tráfico de fontanillo es la principal causa de muerte entre sus ciudadanos, pero en México mueren el doble gracias a las armas que venden a los mexicanos.
Según datos recientes proporcionados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica se atribuyen al sexenio de AMLO 171, 085 homicidios dolosos. Obrador al igual que Felipe Calderón Hinojosa militarizó al país, sacó al ejército a las calles y creo la Guardia Nacional, pero sin combatir al crimen organizado, bajo la consigna de “abrazos no balazos”, las muertes violentas en México ya son parte de la cotidianeidad.
La estrategia de “nosotros no somos represores, no somos violentos” tiñe de rojo al país todos los días y solo ha dado a los criminales licencia para matar. México el país roto, controlado por el crimen organizado. La estrategia de crear la Guardia Nacional y sacar a las fuerzas armadas a la calle, no ha terminado con la delincuencia, y sí constituye un gasto exorbitante para los ciudadanos.
VIVIRÁ EN CHIAPAS, ENTIDAD EN GUERRA
Obrador ha elegido a Chiapas para retirarse cuando se jubile, un estado donde la revolución no hizo justicia como en otro tiempo lo declaró el líder del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. En pleno siglo XXI su población es mayoritariamente pobre, pese a la riqueza natural de su territorio.
Actualmente Chiapas está prácticamente en guerra, se ha convertido en un territorio en disputa entre el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación, a tal grado que sus habitantes están huyendo de la violencia al vecino país de Guatemala en busca de paz. La misma situación se vive en otros estados, hay desplazados a consecuencia de los enfrentamientos entre grupos criminales.
Los estados más castigados son Guanajuato, Estado de México, Baja California, Chihuahua, Jalisco, Michoacán, Zacatecas, Guerrero, etc.
PROMESAS INCUMPLIDAS
Obrador tampoco terminó con la corrupción porque los gobernantes siguen siendo los mismos funcionarios del PRI o en menor medida del PAN. El mismo estilo de gobernar, las mismas prácticas amañadas, la misma ambición de poder, la sed insaciable de tener cada vez más, el transar, el medrar.
En su sexto y último informe de gobierno Obrador menciona haber reducido la pobreza hasta 9.5 millones de mexicanos, debido en gran medida a sus programas de asistencia social. Y aquí el sexenio de Obrador se parece más al de su gran adversario histórico, a Carlos Salinas de Gortari que gobernó bajo la implementación del programa Solidaridad, consistente en ayudas económicas a la clase más vulnerable.
Ambos programas tienen en común que solo son paliativos económicos. No impulsan el desarrollo económico, ni combaten de manera efectiva el empleo, tan necesario para tener un nivel de vida digno.
Al final del sexenio de Salinas vino “el error de diciembre”. La economía había salido a flote gracias a las dadivas repartidas entre la población. En consecuencia el gobierno se había endeudado con los bancos extranjeros para sostener los programas sociales. Fue entonces cuando los mexicanos nos dimos cuenta que habíamos sido engañados por un presidente mentiroso. Esperemos que no vuelva a repetirse la misma historia.