Hartazgo, esperanza y el voto de castigo: ¿por qué votó la gente en México?

Hartazgo, esperanza y el voto de castigo: ¿por qué votó la gente en México?

“Las promesas calan y los candidatos son expertos en crearlas”, advierte Alejandro González para quien hace tres años, las palabras del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre acabar con la corrupción hicieron que no terminara de apagarse la llama de la esperanza de un cambio en la política.

Pero todo fue poniéndose gris, dice a manera de metáfora. Sus palabras, que daban alas, se desvanecieron poco a poco en un país convulsionado por la violencia y los feminicidios, una campaña de vacunación contra el coronavirus marcada por los retrasos y una economía cuyos balances son insuficientes.

A diferencia de hace tres años —en las elecciones presidenciales—, la gente está menos dispuesta a salir a las calles, algunos lo hacen porque no van a dejar que se los impongan (a los políticos), pero para todos, el recuerdo de un cambio en 2018 y la palabra “corrupción” estuvieron muy presentes.

(Foto: Infobae México/Juan Vicente Manríquez)

(Foto: Infobae México/Juan Vicente Manríquez)

Maribel —quien vive cerca del lugar donde colapsó un vagón de la Línea 12 del Metro— asegura que el gobierno actual de Morena ofrece más sombras que luces y un enorme punto negro: la desigualdad. De acuerdo con el Coneval, la pobreza en México en el primer trimestre del año fue de 39.4%, lo que significó un aumento de 3.8 por ciento a comparación del mismo periodo del año pasado, cuando se reportó 35.6 por ciento.

Los expertos en economía auguran que en estas elecciones, los índices de pobreza impactarán en la popularidad del mandatario federal. En 2018, López Obrador arrasó los comicios con la promesa de que los pobres serían su prioridad; quizás por ello, que la desigualdad será la vara con la que será medido su sexenio.

En el lado positivo hay que destacar —advierte Maribel— que el gobierno de Obrador sorteó este último año una gravísima crisis causada por el COVID-19.

Mientras instalaba su puesto de discos, Carmen culpaba al gobierno por la violencia que desangra a su país, particularmente violencia hacia las mujeres, que cada día cobra la vida de al menos 10.

Al ser preguntada sobre las agrupaciones feministas, aseguró que por ellas se vive en el país un momento histórico, “es un movimiento que avanza fuerte ante el silencio de las autoridades”.

Nacen los enojados mexicanos

Jaime García encarna la determinación de los mexicanos que no están dispuestos a perder la guerra contra la corrupción. Son el grupo de los enojados, engañados e ignorados, describe el mismo. Aquellos mexicanos que hartos de una democracia devaluada salieron a votar.

Su chispa de enojo se convirtió en explosión contra los políticos cuando se dio cuenta que éstos son muy hábiles en campaña en términos convencionales, pero en la realidad no saben procesar sus promesas. En su opinión, los nuevos (y jóvenes) servidores públicos están tomando más partido que los “mismos de siempre”.

Los jóvenes han entrado en la campaña y reclaman un cambio, convirtiéndose en una suerte de quinto poder; sin embargo, de momento van perdiendo.

“México está hasta la madre”PlayVideo: Infobae México.

En una campaña electoral sin novedades, algo ha pasado que no estaba en el guion. En el Centro Histórico de la Ciudad de México, que cada día enmarca la ruta de demandas de justicia de víctimas en el país, Raúl Tercero Arreola intervino con pintas el asta bandera.

“Hoy no tenemos nada que votar”, dice desesperado, el padre de dos jóvenes, uno de ellos asesinado y el otro desaparecido. En su caso se lo llevaron militares que se enfrentaban con grupos de la delincuencia en Tamaulipas. Sus hijos fueron levantados por el Cártel del Noreste en el momento del choque. Según Tercero Arreola, los jóvenes fueron confundidos con criminales, uno de ellos murió y el otro fue desaparecido por las fuerzas armadas, hasta ahora nada se sabe de su paradero. Su protesta ha pasado desapercibida, asegura.

Cada uno de los sobre que hoy se cierran en las casillas electorales, además del nombre del candidato (a), llevarán dentro un mensaje de ilusión, esperanza, afán de cambio o de continuidad, hartazgo, castigo… Unos anhelos que tienen el poder de transformar el futuro de este país. Pocas veces un contenedor tan frágil ha sido depositario de deseos tan determinantes.

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