“Hay que borrar evidencia por órdenes del gobierno”: los mensajes de Guerreros Unidos en el Caso Ayotzinapa
De acuerdo con el análisis telefónico de CentroGeo, los días 26 y 27 de septiembre de 2014 hubo más de 4 mil comunicaciones entre miembros del grupo criminal, principalmente en el municipio de Iguala
El más reciente informe de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa (CoVAJ-Ayotzinapa) reveló detalles que desestimaron, nuevamente, la llamada “verdad histórica” orquestada por Jesús Murillo Karam, el exprocurador General de la República al mando de la investigación en 2014.
Entre los hallazgos compartidos el pasado 18 de agosto por la Comisión destaca el recuento de más de cuatro mil registros de comunicaciones entre integrantes de Guerreros Unidos durante los días 26 y 27 de septiembre de 2014.
Al respecto, el documento señala que “no existe actividad relevante de comunicaciones entre las 00:00 horas y las 6:00 de la mañana del 27 de septiembre en Cocula” por parte de este grupo criminal, lo que se contrapone a los supuestos de la “verdad histórica”, según la cual se realizó el traslado de los estudiantes durante la madrugada del 27 al vertedero de dicho municipio.
En este sentido, resalta la baja intensidad de comunicaciones en los municipios de Mezcala, Carrizalillo, Huitzuco y Tepecoacuilco en las fechas mencionadas, ya que la gran mayoría de mensajes fueron intercambiados en Iguala, concretamente en los alrededores de la antena en Tláloc, al noreste del municipio.
“Paquetes en bolsas”, “órdenes del gobierno” y un “circo armado”
El informe de la CoVAJ señala a 18 personas como operadores de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, entre quienes destacan Gildardo López Astudillo —El Gil—, Sidronio Casarrubias —El Chino—, Ramiro Ocampo Pineda —El Chango—, El Negro, Alejandro Palacios Benítez —El Cholo— y El Chuky.
Estas personas mantuvieron una intensa comunicación durante las primeras horas del 27 de septiembre de 2014, de acuerdo con el análisis telefónico del Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo).
Entre las 03:13 y las 03:50 horas de aquel día, El Chino participó en conversaciones con El Cholo, El Gil y El Negro, en las que se da a conocer que se le entregaron “unos paquetes al Gil para trabajarlos en su casa” y se ordenó a los sicarios “que desaparezcan a los estudiantes antes del amanecer y que no quede ninguno vivo”.
Además, se presume que ofrecieron un bono de 5 mil pesos “si hacen el trabajo bien”.
Posteriormente, entre las 04:50 y las 07:42 horas se registraron mensajes alusivos a la ejecución y desaparición de los cuerpos de los normalistas.
Durante este periodo, se le avisó al Chino que “querían quemar los restos pero iba a ser complicado”, por lo que decidieron llevarse “paquetes en bolsas para que cada grupo hiciera como quisiera”.
El Chino y El Chuky, junto con su gente, “les metieron machete” a los estudiantes y repartieron los restos en bolsas a los demás grupos de sicarios.
Más tarde, El Moreno, identificado como “cocinero” del cártel, informó que había recibido 10 estudiantes “para cocinarlos, pero no pudo hacerlo porque no tenía material”, así que tuvo a 5 de ellos y el resto “se los entregaron al Chuky”.
En este contexto, un “cocinero” es una persona que se encarga de desaparecer los cadáveres de las víctimas por medio de la disolucióncon distintos químicos.
Antes del amanecer, según reveló el documento, se hicieron varios “pozos” para los estudiantes y se les ordenó a los sicarios que limpiaran bien y que no realizaran ninguna llamada porque “los traían colgados”.
A las 07:37 horas El Negro recibió el reporte del Chino de que “ya estaba todo listo y que los “paquetes” habían sido llevados a Huitzuco, a Pueblo Viejo y al “Río”.
Un intercambio de mensajes entre Karen “N” y “David” informó que “se hizo un relajo” y que“hasta en la mina de los patrones aventaron gente”.
Entre las 08:30 y las 10:00 hubo una inusual escalada en las comunicaciones en la zona de Villa de Guadalupe. En sólo hora y media se registró un total de 115 intercambios de información. El principal operador en los hechos durante este lapso fue Ramiro Ocampo, El Chango, ya que estuvo involucrado en 83 de las comunicaciones.
Por la tarde del 28 de septiembre, los miembros de Guerreros Unidos continuaron su coordinación para la “limpieza” y la “desaparición de los paquetes”. Se dio la orden de quemar celulares, ropa, herramientas y todo lo que se haya utilizado y que salieran todos “de la cuna”.
Posteriormente, le instruyeron al Chango que mandara las “nóminas de gobierno” porque ya “todos los del gobierno” se les habían “volteado”.
Pasada la una de la tarde, El Chango le avisó al Chino que había rumores de que debían “borrar evidencia” por “órdenes del gobierno de México” y que los cuerpos de los estudiantes iban a ser trasladados para que no los hallaran, “excepto los del Río”.
Se afirmó, además, que El Negro se había puesto de acuerdo con El Coronel “y que los iban a inculpar a ellos”.
Horas antes, El Gil se comunicó con El Chino y le aseguró que “tuvieron una reunión con A1 y los asesores de México” y que “los licenciados y la gente de México” ya tenían “el circo armado”.
La bodega en donde mantuvieron a 6 estudiantes con vida
El 30 de septiembre de 2014, a las 21:11 horas, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) registró una denuncia anónima que advirtió la presencia de un grupo de estudiantes en una bodega de Pueblo Viejo.
Según confirmó el Anexo 8 del informe de la CoVAJ, El Chino (Sidronio Casarrubias) había ocultado en su reporte del 28 de septiembre por la mañana que aún quedaban “aproximadamente 6 estudiantes vivos en la bodega vieja”. Posteriormente, avisó al resto de sicarios que regresaría “más tarde a encargarse” de ellos.
Fue hasta el 30 de septiembre que El Chino le confesó a El Negro que habían quedado seis normalistas con vida en aquel inmueble, por lo que se coordinó con “N” y El Coronel para “tratar de arreglar el problema”.
En respuesta, El Negro le ordenó que no hablara con nadie y que se deshiciera de la evidencia.
Cabe señalar que la denuncia recibida por la Sedena fue notificada hasta el 2 de octubre en calidad de “Urgente”, es decir dos días después de su registro.
De manera adicional, el informe arrojó que entre octubre y noviembre se dio la orden de catear las casas de familiares del Chino y varios de los sicarios involucrados en la desaparición de los estudiantes.
Además, se les dio el mandato a los soldados de sacar los restos de Iguala para que se llevaran la mayoría al 27 Batallón.
Finalmente, en otra conversación entre Karen “N” y El Moreno, se dio el anuncio de que Tomás “N” (es decir, Tomás Zerón de Lucio) era el encargado de “andar limpiando todo para que los funcionarios de alto nivel queden bien”.