José Luis Abarca, implicado en el caso Ayotzinapa, puede morir, advierte su hija: «Su salud ha empeorado»
A través de redes sociales informó que tiene cáncer y complicaciones gastrointestinales, además sus derechos han sido violentados desde hace 20 días en los que ha estado internado
Yazareth Abarca, hija de José Luis Abarca Velázquez, el exalcalde de Iguala y uno de los principales responsables de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, actualmente preso por este crimen, denunció que la vida de su padre está en riesgo debido a varios padecimientos que enfrenta y que no han sido atendidos de manera adecuada en el hospital general Adolfo López Mateos, de Toluca.
A través de redes sociales la mujer informó que a su padre, quien tiene cáncer y complicaciones gastrointestinales, está internado desde hace 20 días y acusó que en ese periodo se le han violentado sus derechos humanos.
“No ha recibido atención médica adecuada, lo tienen sin una forma de nutrición desde que llegó y su salud ha empeorado. Hace 15 días aproximadamente lo operaron y su cuadro clínico no mejoró, esto porque probablemente no lo diagnosticaron adecuadamente”.
Yazareth Abarca indicó que en el hospital general de Toluca no existe la infraestructura necesaria para brindarle al exalcalde una atención adecuada, además señaló que su médico tratante, los directivos del nosocomio y las autoridades del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 de Altiplano, donde fue mandado preso por la desaparición de los estudiantes, se niegan a trasladarlo a otro lugar donde reciba atención multidisciplinaria, que cuente con servicio de oncología.
“Mi papá puede morir, el día de hoy (ayer) lo visitó el personal de la Comisión de Derechos Humanos, el cual solo escuchó la versión del Cefereso Altiplano y del Hospital López Mateos y no las demás opciones terapéuticas. No nos permiten tener una segunda opinión”.
José Luis Abarca ganó la alcaldía de Iguala en 2012 postulado por el PRD, y fue en su administración, en septiembre de 2014, cuando 43 normalistas rurales desaparecieron tras ser atacados a balazos y privados de su libertad por policías municipales y miembros de la delincuencia organizada.
Tras estos hechos se separó del cargo y huyó del estado junto a su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, pero fueron detenidos en noviembre de ese mismo año en una delegación de la Ciudad de México.