Material fecal y virus: qué respira la gente en CDMX y cómo la contaminación ambiental ya se vincula a casos de cáncer y obesidad
A pesar de que las industrias y los vehículos son algunos de los factores que generan la mala calidad del aire, según la Doctora Elizabeth Vera Rangel, cualquier actividad por pequeña que sea va a contribuir a la contaminación
Es un día normal cuando la mayoría de los mexicanos sale de sus hogares para ir al trabajo o a la escuela, en el camino escuchan algunos pájaros, perros ladrando, ruidos de coche como motores o claxon; pero al mismo tiempo se ve basura, excremento de perros y otros animales, humo que sale de los coches o del transporte público. Lo único que no se puede observar es qué respiran los mexicanos en la Ciudad de México.
Recientemente la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) ha alertado a la población cuando se activa alguna de las Fases de Contingencia Ambiental, principalmente por ozono y usualmente se implementa el programa doble Hoy no Circula. Además menciona que el objetivo de esta medida es disminuir la exposición de la población al aire contaminado y el riesgo a su salud, ¿pero qué significa?
Desde materia fecal de perros, gatos, palomas, hasta de personas; emisiones vehiculares tanto particulares como del transporte público; emisiones de industrias; combustión de incendios forestales; combustible evaporado, humo de cigarro; basura, que al mismo tiempo genera esporas, virus y hongos. Todo lo que echemos a la tierra y al aire, lo vamos a respirar.
De acuerdo con la bióloga Gabriela Gutiérrez Olguín en entrevista para Infobae México, hablar de contaminación del aire no solamente es decir “ya me dolió algo de ver el humo que sale de los coches” sino es sufrir constantemente de migrañas, de cansancio o de irritabilidad ya que afirmó que ha habido estudios que hablan de cómo la contaminación afecta los procesos bioquímicos de nuestro cerebro.
Gutiérrez Olguín afirmó que hasta hace unos años los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaron que al menos 7 millones de personas mueren prematuramente al año por contaminación del aire. Además hay datos de que algunas de las partículas que respiramos pueden causar obesidad, pues se alojan en la parte grasa de nuestro cuerpo; incluso algunos de los contaminantes se transmiten por la leche materna.
La bióloga expuso su preocupación sobre la falta de reportes de cómo han aumentado enfermedades asociadas a la contaminación que se traducen en la carga al sistema de salud. “Nadie está contabilizando cuál es la carga del sector salud cuando te pegan estas enfermedades que son crónicas como el cáncer o EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) que ya son de por vida”, afirmó.
Ella considera que hace mucha falta que se fondeen este tipo de estudios y comentó: “No puedestener una población productiva si aparte de los largos trayectos del transporte público se te están enfermando”.
En entrevista para Infobae México, la Dra. Elizabeth Vera Rangel, investigadora titular en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que antes se creía que la contaminación solo afectaba a las vías respiratorias porque se inhalan las partículas; sin embargo, ahora hay muchos estudios donde se ha visto que la contaminación del aire puede ser precursor de cáncer, infartos cardiacos, obstrucciones arteriales, hipertensión y coincide con la bióloga Gabriela en que la obesidad se ha visto asociada con este problema.
Ella colaboró en una investigación sobre el seguimiento de mujeres embarazadas y expuestas a altas concentraciones de contaminantes, lo que se vio fue que sus bebés tenían un peso menor del promedio que deberían tener.
“Antes nos decían que solo se afectaban las vías respiratorias porque inhalas las partículas grandes como PM10, las cuales se pueden retener con las vellosidades que tenemos en la nariz como el polvo y algunas bacterias, hongos, etc; pero las otras que son de combustión como las PM2.5 si pasan directamente a nuestros pulmones y partículas más chiquitas llegan hasta los alvéolos (donde se produce el intercambio de gases entre la sangre y el aire inspirado) esto causa muchas enfermedades”, indicó.
La investigadora comentó que la calidad del aire va a depender de la temporada del año de la que se hable, lo que se ha notado es que en la temporada seca-caliente, que abarca de marzo a mayo, así como la temporada seca-fría, de noviembre a febrero, es cuando se incrementan las concentraciones de partículas contaminantes en la atmósfera.
La CAMe ha indicado en diversos boletines que la radiación más alta del año que se da en los meses de calor, mas la falta de lluvias y un viento débil son factores que contribuyen a las contingencias ambientales. A esto Vera Rangel agregó que es una época en donde se incrementan las concentraciones de ozono y en otros meses no se tiene tanto problema.
El monóxido de carbono, el óxido de nitrógeno y el bióxido de azufre están asociados a las emisiones vehiculares; sin embargo, el principal contaminante es la concentración de ozono, aunque esta no se emite directamente. “Se forma a partir de lo que se denominan precursores, es decir, óxidos de nitrógeno, todos los escapes de vehículos los emiten y también compuestos orgánicos volátiles, hay una variedad de estos compuestos”, declaró la Dra. Elizabeth.
A pesar de que se cree que la culpa es únicamente de las industrias y de los vehículos, Vera Rangel indicó que hay muchos factores que contribuyen a la mala calidad del aire, y todos somos parte de ese problema. En época seca se producen muchos incendios forestales, estos generan una gran contaminación de partículas pues viajan a la atmósfera y tienen un impacto en la Ciudad de México. Estos se provocan por algún descuido humano o acciones como colillas de cigarro que se quedan prendidas e incluso la quema de basura que sigue muy presente en la Ciudad, sobre todo en las zonas rurales.
La Doctora comentó que a pesar de la combustión que generan los vehículos particulares y los públicos, los cuales muchas veces no se afinan, cualquier actividad por pequeña que sea va a contribuir a la mala calidad del aire. Por ejemplo, las personas que fuman, o utilizar cualquier cosa que contenga un solvente, como en algunos oficios como la serigrafía; pero tampoco hay que minimizar las cosas tan sencillascomo la acetona para despintarse las uñas, encender una vela o un incienso también contribuye al problema.
“Cualquier proceso que involucre una combustión va a generar cierta contaminación de partículas porque la Ciudad de México está a una altura diferente a la del nivel del mar, ya por la altura en la que estamos aunque se traigan los mejores combustibles, ya no se hace una combustión completa; entonces se genera el hollín y las partículas de dióxido de carbono”, comentó.
Además explicó que las tecnologías que ahora usan los transportes de la capital son más limpias, se denominan euro 6 y euro 7, requieren de un mejor combustible y eso disminuye mucho la contaminación del aire.
Sobre el programa Hoy no circula, desde su opinión sí ha logrado que se reduzcan los contaminantes. Es una suma de factores: el cambio de tecnología de transporte público, el mantenimiento a los vehículos y el que se pare cuando hay contingencia ambiental ha contribuido a reducir la contaminación.
“En la etapa de COVID más estricta pudimos observar que se redujeron las concentraciones de contaminantes como el monóxido de carbono y el óxido de nitrógeno debido a que no salíamos. Sin embargo, las partículas no disminuyeron tanto porque a pesar de que estábamos en la etapa más dura del COVID, hubo muchos incendios forestales”.
Sobre la refinería en Tula, Hidalgo, la investigadora comentó que las emisiones que se emiten viajan hacia la Ciudad de México e impactan en la calidad del aire. La bióloga Gutiérrez mencionó que algunos de los rellenos sanitarios se encuentran dentro de la Ciudad como el que está en Tlalpan, y al lado se encuentra una escuela, por lo que todas las emisiones que salen de ahí lo respiran los niños.
Se recomienda poner gasolina en las mañanas o en las noches, esto evita que el combustible se evapore y emita ese desagradable olor a gasolina; el decidir no fumar contribuye a no generar tantos compuestos letales que contiene. Usar menos el auto y también afinarlo cuando corresponde; evitar la quema de juegos pirotécnicos debería ser ya una prioridad.
La investigadora Elizabeth resaltó que en el peor momento del COVID disminuyeron enfermedades comunes como infecciones en la garganta porque el uso de cubrebocas ayuda a detener ciertas partículas, pero no todas. Ambas especialistas coinciden en que los cubrebocas pueden detener ciertas partículas. Pero existen las PM2.5, las cuales Vera Rangel explicó que caben en un cabello, el cual tiene 70 micrómetros por metro cúbico, estas partículas tienen 2.5 micrómetros por metro cúbico por lo que solo un filtro realmente cerrado podría ayudar considerablemente.
Las personas de la Ciudad de México opinan que el aire huele a: “quemado”, “basura”, “comida”, “humo”, “hojarasca sucia”, “diésel”, “caño”, “hollín”, “smog”, “polvo”, “grasa”, “drenaje”, entre otros. A esto Vega Rangel agregó que todos somos parte del problema y también somos parte de la solución ya que todos opinan que la industria contamina demasiado, pero no podemos olvidar que esta realiza lo que solicitamos y tenemos que ser conscientes de qué queremos