México, paraíso de renta de vientres

México, paraíso de renta de vientres

Verónica ha estado embarazada en cinco ocasiones. En dos dio a luz a tres bebés que no son sus hijos biológicos. En 2018 parió a unas gemelas chinas, y tres años después, a una niña estadounidense.

También Nathaly, en su tercer embarazo, dio vida a un bebé que no es suyo y el menor ahora vive con sus padres en Barcelona, España.

Ambas mujeres vivieron procesos de maternidad subrogada con los que familias extranjeras, en su caso homoparentales, cumplieron el sueño de ser padres y ellas recibieron una compensación económica por rentar su vientre.

Esta práctica sólo está regulada en dos entidades: Tabasco y Sinaloa, en los otros 30 estados del país no está prohibida, pero no tiene regulación que involucre a quienes pagan por el servicio ni para quienes lo ofrecen, y mucho menos que proteja a las mujeres que gestan, lo que ha convertido a México en una alternativa muy accesible y que facilita a particulares, sobre todo extranjeros, instalar agencias que no están constituidas legalmente, pero realizan procesos.

Si algo saliera mal para las gestantes o los padres de intención, no existe una persona contra la que se pueda actuar legalmente.

“Vienen, ven el mercado, montan un coworking y se van; los dueños están en sus países. Técnicamente, esas agencias no están constituidas en el Estado mexicano, por lo tanto, no son susceptibles de tener responsables fiscales. Esto ha permitido que lleguen un sinfín de agencias francesas, estadounidenses, canadienses y chinas que ya vienen en camino”, explica Ana María Gómez Moreno, directora jurídica de México Surrogacy Law, agencia integral que ofrece los servicios necesarios para subrogación.

La forma de operar, detalla, es contratar por separado laboratorios de reproducción humana, médicos, enfermeras, abogados externos, lo que podría volver susceptibles a quienes pagan por el servicio de ser defraudados.

“Todo es a través de una contratación de prestación de servicios, por lo tanto, no generan una relación laboral ni derechos ni obligaciones de patrón con el personal. Ante un problema, ellos [la agencia] desaparecen. No hay persona física que responda aquí en México”, agrega.

El número de parejas que buscan ser padres a través de esta práctica y recurren al país como un destino de subrogación aumenta, así como las mujeres que deciden rentar su vientre, quienes se pueden ver vulneradas al no existir una regulación.

“La mujer que se involucra en este programa lo hace por una compensación económica, es evidente, pero también por un trato digno durante todo el embarazo”, señala Gómez Moreno.

En un escenario fatalista como la muerte de una madre gestante: “¿Quién responde? ¿Y los hijos de la mujer? [Es importante] que se cumplan esos parámetros que no tenemos marcados en ninguna ley ni en ningún reglamento”, asegura.

Nathaly realizó su proceso en una agencia con dueños extranjeros, donde su experiencia no fue del todo buena, por lo que decidió hacerla a un lado y tener trato directo con los médicos y padres de intención.

La falta de transporte para llegar a sus citas médicas, la compra de medicamentos por su cuenta con un reembolso tardío y un mal trato de su coordinadora, quien debía estar atenta a su estado de salud y necesidades, fueron situaciones a las que se enfrentó.

“La agencia era intermediaria entre los padres extranjeros y yo, gestionaban todo con gente aquí, pero no estaban establecidos en México. La agencia te vende la seguridad, pero a veces estás más insegura con ellos.

“Conozco la historia de una gestante que se alivió en el baño porque la coordinadora no le contestó los mensajes. Esa coordinadora se sale de esa agencia y con el tiempo la ves en otra”, cuenta.

Verónica, quien ahora trabaja como coordinadora en México Surrogacy Law, confiesa que en su primer proceso que hizo con una agencia sintió desconfianza y piensa que si estuviera regulado habría garantías para las gestantes y que se cumplan las cláusulas en los contratos, además de trato y compensación digna.

“No es miedo, es desconfianza de decir: ‘Me irán a pagar o no’. Hay agencias extranjeras que sólo vienen a hacer dinerito y no les importa la calidad de la gestante, las engañan. Muchas dan cantidades que tú dices ¡wow! Hay gestantes a las que les tardan hasta un año [en pagar] y no les transfieren”, relata.

Las redes sociales se han vuelto una herramienta efectiva para reclutar a mujeres de entre 25 y 35 años, que busquen participar en este tipo de procesos; un requisito indispensable es tener un hijo mínimo, además de estar libre de enfermedades de transmisión sexual y gozar de buena salud en general.

La mujer debe pasar una serie de pruebas sicológicas con las que se determina si la candidata tiene un estado de salud mental adecuado para comprender el proceso, sus derechos y compromisos.

En los nueve meses, la gestante sigue su vida cotidiana. El embarazo lo vive como si fuera suyo, con la diferencia de que los gastos médicos corren a cargo de los padres de intención.

Al salir del hospital, el menor se entrega a los padres, como se estipula en los contratos, para iniciar el proceso legal en el que se requiere obtener, a través de abogados, una sentencia ejecutoriada que ordene el registro del nacimiento del infante procreado y gestado bajo técnicas de reproducción asistida de gestación sustituta o subrogada en México.

¿Por qué México?

Desde la perspectiva médica, México se encuentra en un momento en el que tiene factores muy favorables para el proceso de subrogación, considera el doctor Gerardo de Jesús Reyes, ginecólogo especialista en reproducción, entre ellos, los costos, la facilidad de encontrar mujeres que quieran participar y servicios médicos de buena calidad que ofrecen seguridad y éxito en el proceso.

“De 2022 a 2024 ha aumentado 100%; si veíamos 12 casos al año, ahorita hay 24. Los costos creo que se equiparan en 1 a 5 con lo que cuestan en otras partes del mundo, eso lo vuelve atractivo”, detalla.

De acuerdo con estimaciones de la abogada Ana María Gómez Moreno, el tiempo de espera en la Ciudad de México para que a una pareja se le asigne una gestante es de tres a seis meses, mientras que en Canadá, donde sí existe una regulación, es de dos años y medio aproximadamente.

¿Cómo va la regulación en el país?

Sólo dos entidades en el país, Tabasco y Sinaloa, tienen una regulación sobre gestación subrogada en su Código Civil, pero se limita a mexicanos, mientras que Coahuila, San Luis Potosí y Querétaro incluyen artículos en los que desconocen explícitamente cualquier acuerdo de gestación subrogada.

Para llevar el proceso legal de esa práctica, la directora jurídica de México Surrogacy Law expone que hay jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que les dan la pauta: “Ocupamos las leyes supletorias como el Código Civil Nacional, donde hay partes que sí hablan de reproducción humana. En este caso, no hay un contrato específico que se llame contrato de maternidad subrogada, pero utilizamos el Código Civil supletorio de los contratos innominados”.

Pese a eso, considera importante que la regulación implique derechos y obligaciones para la gestante, así como certeza jurídica sobre el dinero de los padres de intención, además de reglas para la operación de agencias que ofrecen el servicio.

“La subrogación es ayuda mutua”

Después de ser gestantes, Verónica y Nathaly decidieron trabajar en el ramo, ahora se encargan de atender las necesidades de las mujeres que viven el proceso y tienen planes de volver a rentar su vientre.

“Esto de la subrogación es un tabú, mucha gente piensa que vas a dar un bebé tuyo y no es así. Es ayuda mutua. Significa ayudar a una familia a cumplir un sueño, estos bebés son los más deseados que pueden haber”, considera Verónica.

“Cuando nació vi la reacción de los papás; al hospital llegó toda la familia de España, todos lloraban y abrazaban al bebé con amor. Es una cajita de sueños todo esto porque los papás te ayudan a ti, pero cuando ves esa magia entre las familias es algo maravilloso”, recuerda Nathaly.

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