Pleito de vecinos se sale de control, atacan a una mujer y su hija: «escuché caer un chorro de agua, pero era ácido»
Las agresiones han ido escalando desde que ella acusó a un grupo de jóvenes por lanzar balonazos a su automóvil
Blanca, una maestra del Instituto Politécnico Nacional, ha vivido con miedo por cinco meses, esto luego de que personas desconocidas trataron de arrojarle ácido a ella y a su hija, una niña menor de edad. Los hechos ocurrieron dentro de la unidad habitacional “Galaxias Vallejo”, ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero, Ciudad de México. La docente ha denunciado, en redes sociales, que, hasta ahora, las autoridades no han hecho nada por brindarle protección a ella y su familia.
En entrevista con El Heraldo Digital, Blanca detalló que los hechos violentos ocurrieron luego de que tuvo una confrontación con un grupo de jóvenes, quienes habitualmente jugaban fútbol dentro de la unidad habitacional. “Las agresiones comenzaron hace cinco meses; primero eran rayones a mi carro, le levantaban la pintura. Pensaba que eran accidentes, pero después noté que eran de forma más directa”, sentenció la docente.
Según su testimonio, durante las primeras agresiones ella no temía por su vida, ya que únicamente se afectaba a su vehículo, sin embargo un día los ataques escalaron y pusieron en peligro su vida y la de su hija. La noche de los hechos, Blanca y su hija regresaban a su domicilio, como habitualmente lo hacen, a bordo de su automóvil; al estacionar su auto y abrir las puertas para descender, ambas se dieron cuenta de que una sustancia, similar al agua, goteaba del carro.
“Escuché un chorro de agua caer y pensé que estaba lloviendo. Ese día, las dos (Blanca y su hija) estábamos bajando del automóvil, pero nos dimos cuenta de que caía agua, más agua de la que corre cuando llueve. Se nos hizo raro y para no mojarnos nos quedamos adentro hasta que se paró. Al otro día hablé al seguro, ellos vinieron y me dijeron que era sosa cáustica”, reveló la maestra en entrevista con este medio.
El ácido fue arrojado desde la azotea del edificio donde vive Blanca, por lo que cayó sobre el toldo, la puerta del conductor y salpicó a otro vehículo que se encontraba estacionado al lado. Al bajar de su unidad, la maestra notó que la sustancia parecía ser agua, pero era diferente, por lo que decidió no manipular la escena y dar aviso al seguro automotriz que tiene contratado; la aseguradora envió a un ajustador, quien examinó la escena y determinó que el líquido era en realidad soca cáustica.
“Del seguro me dijeron que sosa cáustica y que ellos no se podían hacer responsables, por lo que me sugirieron ir a levantar una denuncia”, comentó Blanca en entrevista. Agregó que tras escuchar las recomendaciones del ajustador decidió ir al Ministerio Público a levantar una denuncia, ya que temía ser víctima de un ataque con ácido.
“Fui al ministerio público, pero cuando les conté lo que había pasado ellos se rieron de mí; dijeron que era un pleito vecinal y que lo arreglara con mis vecinos”, dijo Blanca a El Heraldo Digital. Agregó que como ella y su hija no presentaban lesiones, las autoridades le dijeron que no podían iniciar una investigación por lesiones. “Desde entonces he ido a la Fiscalía y a diferentes Ministerios Públicos, levanté un acta por daño a propiedad privada y ahora espero poder ampliar la declaración para mencionar lo del ácido. He ido todos los días a preguntar por mi carpeta, pero aún no me dicen cuándo podré ampliar mi testimonio”.
Blanca aseguró que desconoce quienes podrían estar detrás de los ataques contra su automóvil, pero sospecha de un grupo de jóvenes que juegan fútbol en su unidad, ya que, previó a que empezaran las agresiones ella acudió con la administradora del edificio para pedirle, amablemente, que hablara con los jóvenes, debido a que, con frecuencia, le daban balonazos a las ventanas de su vehículo. “A raíz de eso no me dejaron en paz; al día siguiente estaba rayado mi carro”.
De igual manera, la docente aseveró que la administración del edificio no la ha ayudado a dar con los responsables de la agresión, únicamente le sugirieron que instalara más cámaras de seguridad en su departamento. “Yo ya tengo cámaras y ellos (quienes lanzaron el ácido) lo saben, hasta las evitan para poder agredirme a mi y a mis cosas. Se suben a la azotea, se roban los candados, así pueden subir y llegar hasta donde yo estaba”, agregó.
Del miedo a las burlas: el calvario que vive Blanca
La profesora del IPN reveló que está consciente de que fue víctima de un ataque planeado y lamenta que las autoridades no tomen importancia a lo que vivió. “Fue un ataque planeado, ellos compraron el ácido, investigaron la hora en la que llegamos y lo camuflaron con agua de lluvia”, comentó.
“Yo tengo miedo de que las agresiones suban de nivel y ya no dañen mis propiedades, sino a mi y mi hija”, sentenció Blanca. De igual manera, puntualizó que las autoridades se han burlado de su caso y no le han brindado mayor atención al no tener lesiones físicas: “fue muy chistoso la última vez que fui al Ministerio Público, me mandaron a la Mesa de Mujeres y ahí me dijeron que lo que me pasó no era un delito contra la mujer y de plano ahí no me atendieron; me regresaron tal cual llegue”.
“Tengo miedo, frustración por no saber quién fue y a las autoridades les parece chistoso”, subrayó Blanca, quien pide que las autoridades tomen atención a su situación y que no sea demasiado tarde cuando decidan iniciar una investigación. “Estoy completamente desprotegida, me dicen que si veo algo tengo que llamar al 911, pero es todo lo que he conseguido; prácticamente es un ‘cuidáte tu sola’”.