Se cumplen dos años de tristeza y dolor por la inundación en Tula
Hace dos años los tulenses amanecimos entre el agua negra, entre cochinada y un tremendo olor a muerte. Las calles del centro de la ciudad eran literalmente ríos y la gente era sacada de las azoteas de sus casas, a donde huyeron a refugiarse.
La desesperación era latente, lanchas del ejército iban y venían llevando gente hacia la Calzada Melchor Ocampo y a un refugio que se estableció en el auditorio municipal.
Pero la muerte también habia llegado con los 17 enfermos que se encontraban en el antiguo hospital del IMSS, dónde no hubo oxígeno para muchos que estaban enfermos de COVID.
Helicópteros iban y venían en el lugar y habia lanchas entre el agua negra para recoger los cadáveres y sacar al personal que se encontraba en el nosocomio.
Hoy se cumplen dos años de la más terrible tragedia que ha ocurrido en Tula, dos años de dolor, desesperación, muerte, porque fueron muchas más las personas que fallecieron en la inundación y después de ella, muchos porque se fueron entre el agua y otros por el dolor y la tristeza de haberlo perdido todo.
Se habla de unos 35 mil damnificados y quizás hasta fueron más, nunca lo sabremos, pero la huella hoy está más que presente a dos años de los inmensos volúmenes que nos enviaron desde la ciudad de México y el estado de México, y lo peor es que nunca nadie se hizo responsable de la tragedia y las muertes, nunca hubo justicia por este hecho que tuvo que vigilar la Conagua y las autoridades federales.
Hoy, a dos años, no hay ningun detenido por el inmenso daño que se le causó a Tula y ninguna autoridad, ni siquiera el presidente López Obrador, quien se ufana diciendo que Primero el Pueblo, intervinieron para apoyar a quienes lo perdieron todo. No hubo apoyos siquiera regulares en materia económica ni material. Nada, nada se les entrego y dejaron morir a su suerte, como se diría coloquialmente, a los miles de afectados.
Se puede decir que después de la tragedia que «provocaron» los responsables de atender al pueblo se lavaron las manos y a dos años todavía hay cientos de tulenses que no logran reparar sus viviendas o que ni siquiera han podido comprar lo mínimo para sus casas.
La tristeza y el coraje imperan, con razón, entre los tulenses y ellos son los que mediante apoyos de las familias, deudas con los bancos, etc., etc, etc, han sobrevivido y siguen cargando con el peso de esta enorme tragedia que hoy se recuerda con mucha tristeza y dolor.