“El COVID es el mayor desafío que hemos vivido”
La pandemia de COVID-19 es el mayor desafío en la historia del plan DN-III-E, mediante el cual las fuerzas armadas brindan auxilio a la población en caso de situación de desastre.
Al cumplirse hoy 54 años de este plan, el mayor cirujano dentista José Manuel Ríos, jefe del gran almacén COVID en el que se ha convertido el antiguo Hangar Presidencial en la Ciudad de México, cuenta que ayudó en emergencias como el huracán Paulina de 1998 en Guerrero, o el sismo del 19-S en la capital, pero la magnitud de la emergencia por el nuevo coronavirus es mucho mayor.
Ningún plan DN-III que haya vivido se compara con esto, porque todos han sido locales, lo resuelve la ciudad y el país se une hacia un mismo punto, pero el COVID-19 es nacional y mundial, ha sido una experiencia nueva”, describe el mayor Ríos Alcántara.
El trabajo diario en el almacén del Hangar Presidencial sirve para dimensionar la complejidad actual: al menos 3 mil 878 toneladas de insumos médicos han entrado y salido de este punto desde el 23 de abril a la fecha y se han movilizado a través de 700 traslados aéreos o terrestres a todos los estados.
El peso de los productos equivale a movilizar más de 3 mil autos tipo sedán o 650 elefantes en menos de dos meses.
En el hangar ya no se guarda el polémico avión presidencial. Ahora es el principal centro de distribución del país para llevar equipo de protección personal y médico a los hospitales COVID-19, habilitados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Entre los ruidos de las turbinas de los aviones y de vehículos que se echan en reversa, el almacén opera las 24 horas hasta con 100 militares divididos en dos turnos.
Los elementos se encargan de organizar los insumos, subirlos en camiones, tráileres o aviones, además de coordinar la seguridad en el traslado y la recepción en los estados, describe el mayor Ríos, mientras camina por los pasillos delimitados entre miles de cajas estibadas.
En los empaques hay de todo: ventiladores mecánicos, equipos móviles de rayos X, cubrebocas, batas, guantes, pañales, medicamentos, bolsas para cadáveres, entre otros objetos y aunque todas parecen iguales, el equipo sabe exactamente qué contiene cada empaque.
Por la disciplina castrense y la experiencia de recorrer todo el país, los militares se han adaptado más rápido a esta tarea, considera el mayor Ríos Alcántara, quien resalta que hasta ahora no han ocurrido incidentes en los trabajos del almacén ni en los trayectos.
El Plan DN-III se aplicó por primera vez en 1966 durante el desbordamiento del río Pánuco en Veracruz. A 54 años de distancia, el jefe del almacén COVID, considera que la actual emergencia “es titánica” y el hangar seguirá abierto el tiempo que sea necesario.
Los elementos militares llevan mucho tiempo alejados de sus familias por la contingencia “pero seguimos trabajando con abnegación y entrega, la satisfacción personal por contribuir al bien social no tiene precio”.