Obesidad infantil y malos hábitos aumentan riesgo de diabetes juvenil

Obesidad infantil y malos hábitos aumentan riesgo de diabetes juvenil

  • Es crucial fomentar hábitos saludables, pues cerca del 66% de infantes y adolescentes mexicanos consumen más azúcar del recomendado

San Agustín Tlaxiaca, Hgo. – La alta prevalencia de diabetes tipo 1, que afecta al 30% de la población joven mexicana, resulta aún más preocupante si se considera que México ocupa el primer lugar en obesidad infantil, pues, aunque son problemas de salud distintos, el exceso de peso eleva los riesgos y complica el control de este trastorno metabólico, por ello se requiere mayor prevención, indicó Felipe Hernández Martínez, profesor de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).

Esta enfermedad metabólica crónica, conocida como diabetes juvenil, afecta principalmente a menores de 19 años de edad y ocurre cuando el sistema inmunológico ataca las células del páncreas que producen insulina, la cual regula la glucosa en sangre; a diferencia del tipo 2, en la que hay insulina, pero el organismo no la utiliza de manera eficiente.

Hernández Martínez señaló que los primeros signos se reconocen por las cuatro “P”, que ayudan a identificarla desde sus etapas iniciales: poliuria (orinar en exceso), polidipsia (sed intensa), polifagia (hambre constante) y pérdida de peso inexplicable. Además, pueden presentarse mareos y cansancio general, signos que a menudo se pasan por alto, retrasando el diagnóstico y provocando que muchos reciban la noticia en etapas avanzadas.

Respecto al tratamiento, explicó que se basa en la administración de insulina con dosis adaptadas a los niveles de glucosa de

cada paciente, para prevenir complicaciones y permitir que lleven una vida normal, pero destacó la importancia de

complementarlo con apoyo psicológico para que las juventudes puedan desarrollar confianza y manejar la enfermedad en su

vida diaria de la mejor manera.

Aunque la diabetes tipo 1 puede ser hereditaria, las familias juegan un papel fundamental al fomentar hábitos saludables que contribuyan a que no se desarrolle. Mantener una alimentación equilibrada, realizar actividad física de forma regular y descansar adecuadamente constituyen la base de este enfoque preventivo.

Si bien estas prácticas no evitan su aparición en personas predispuestas, sí pueden retrasarla y reducir complicaciones.

Si no se actúa a tiempo, las personas pueden desarrollar cetoacidosis diabética, una condición que requiere manejo hospitalario

complejo y costoso, que puede derivar en problemas renales o visuales.

Por ello, el académico Garza enfatizó la necesidad de emprender acciones de difusión durante el Mes de la Concientización

sobre la Diabetes para darla a conocer y fomentar la detección temprana, con el propósito de mejorar significativamente la

calidad de vida de quienes la padecen.

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