Odebretch en Tula
La investigación en contra del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, por presunta corrupción y haber recibido sobornos de la empresa Odebrtech reabre el capítulo que hubo en Hidalgo por los contratos millonarios que se le otorgaron en 2015 para obras en la refinería de Tula.
Casi en la mitad del sexenio del ex presidente Enrique Peña Nieto, con la reforma energética a fondo y pisando el acelerador de inversionistas, se entregó a la firma brasileña –entre muchos otros convenios- más de 3 mil millones de pesos, solo para los trabajos en Hidalgo.
El primero se firmó el 15 de febrero de 2015 para el proyecto de aprovechamiento de residuales de la refinería Miguel Hidalgo Tula I, por mil 436.3 millones de pesos.
El segundo el 12 de noviembre de 2015 para la construcción de accesos y obras externas para el proyecto de aprovechamiento de residuales para la refinería Miguel Hidalgo Tula II con un valor total de mil 811.6 millones de pesos y un monto extra por 128 millones de pesos “por los costos reembolsables que pudiera incurrir el contratista por la adquisición de predios”.
Sin saber qué pasó con las obras, si estas terminaron o siquiera iniciaron, en julio de 2017 Petróleos Mexicanos terminó el contrato con Odebrecht en la refinería de Tula, debido al incumplimiento de las obligaciones por parte de la constructora.
El motivo principal fue que la Auditoría Superior de la Federación detectó que hubo un pago injustificado por 120 millones de pesos, pese al monto previamente pagado a la empresa.
Con el tema Lozoya abierto y la investigación en curso, es prudente indagar sobre qué pasó con las obras en Tula y con los proyectos de modernización pues al parecer no hubo nada nuevo si es que cualquiera logra asomarse a la planta de la paraestatal donde todo sigue igual como desde hace más de 30 años.