Producen ventilador mexicano 5 veces más barato para enfrentar COVID-19
Con un costo cinco veces menor que el de un equipo comercial de alta gama, ingenieros y empresarios mexicanos desarrollaron el ventilador mecánico VSZ-20-02, y ya comercializaron las primeras 20 unidades para atender a pacientes que requieren intubación a causa del COVID-19.
El doctor en ingeniería biomédica Ramsés Galaz, quien lideró el diseño del ventilador, aseguró que tener listo este equipo contribuirá a reforzar la atención de la pandemia en los hospitales, pues las autoridades han proyectado que los casos del nuevo coronavirus seguirán durante el resto del año y coexistirán con la temporada de influenza.
“No hay que bajar la guardia, porque en cualquier momento puede ocurrir un rebrote y todo este esfuerzo es para estar listos en caso de que suba el número de casos de COVID, es mejor estar preparados. Ojalá no tengamos que hacer más ventiladores, pero en dado caso, estamos listos para producir”, mencionó Galaz Mendez, también director de GSE Biomedical.
Este nuevo equipo es un modelo de emergencia que en solo cuatro meses quedó listo y obtuvo todas las autorizaciones sanitarias. Funciona a partir de un pistón neumático, por lo que no necesita ser conectado a las tomas de aire a presión de los hospitales. Solo requiere enchufarse a la energía eléctrica.
El primer prototipo fue elaborado en Sonora por los ingenieros de GSE Biomedical en abril pasado, con apoyo de la compañía Coppel.
El proyecto generó el interés de diversas empresas en Nuevo León que también se sumaron, como Femsa y Metalsa, además del Tec de Monterrey, institución donde Galaz es profesor.
La inversión para desarrollar el ventilador fue de 1 millón de dólares aproximadamente.
“Es un ventilador de bajo costo comparado con los de alta gama. No tiene todas las funciones de alta gama, pero cuesta una quinta parte de un modelo de ese tipo.
Nosotros entendemos que este es un modelo de gama media, porque atiende los modos de ventilación esenciales para cualquier sala de terapia intensiva, como es el modo asistocontrolado, modo mandatorio o el sincrónico intermitente”, detalló Ramses Galaz a El Heraldo de México.
El dispositivo tiene un precio de 11 mil 900 dólares, equivalentes a poco más de 264 mil pesos, a un tipo de cambio de 22.2 pesos por dólar.
Sin embargo, los equipos de gama alta en el mercado cuestan entre 60 mil y 70 mil dólares, o bien, de 1.3 a 1.5 millones de pesos.
El VSZ-20-02 también es más económico que los equipos que el gobierno federal ha importado de Estados Unidos desde mayo pasado, los cuales rondan los 20 mil dólares.
Justo en el mes de mayo, el equipo de mexicanos realizaba pruebas del prototipo y a la par se obtenían las autorizaciones de fabricación ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
En junio se terminó toda la fase de ingeniería además de someter el diseño a la validación del Conacyt.
En julio se hicieron las pruebas clínicas en un modelo porcino, con ayuda del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, que también se sumó al proyecto y su participación fue clave.
De hecho, todas las instituciones acordaron donar esta tecnología al Instituto Nacional, el cual es el titular de la propiedad intelectual y del permiso sanitario.
Al final, se armó el dossier final del dispositivo que se entregó a la Cofepris para tramitar la autorización en materia de producción y comercialización, que se obtuvo a fines de julio.
Ramsés Galaz explicó que la revisión para obtener el permiso de producción es muy minuciosa porque se trata de un equipo médico de clase 3, es decir un dispositivo de alto riesgo.
Esa autorización llega a tomar 7 años en otros países, pero ante la pandemia, la Cofepris flexibilizó los procesos para los proyectos de ventiladores.
Hasta ahora, de cerca de 60 proyectos de ventiladores en nuestro país, se han cristalizado cuatro. Se trata de los dispositivos Ehécatl 4T y Gätsi, que fueron impulsados por el Conacyt, además del VSZ–20–01 también desarrollado por el Instituto de Nutrición junto con empresarios, y ahora el VSZ-20-02.
Ya se han producido 180 unidades de este último y la Fundación Carlos Slim compró los primeros 20, que donó a hospitales de San Luis Potosí, Yucatán, Coahuila y Guerrero.
“Siempre tenemos esta premisa: con que ayudemos a una sola persona, vale la pena definitivamente todo el esfuezo”, concluyó Ramsés Galaz.