Chaac, Dios de la Lluvia

Chaac, Dios de la Lluvia

La colocación de una estatua de Poseidón en Playa Esmeralda en Puerto Progreso, Yucatán causó molestia entre los descendientes de los mayas, por considerar que la presencia de un dios extranjero es una afrenta a Chaac, dios de la lluvia, el trueno y el relámpago entre los mayas.

Chaac en la cultura maya es un dios muy importante, es el que provee el sustento cotidiano, “el dios de la milpa”; de ahí que haya sido uno de los dioses más representados en la Península de Yucatán. Para la historiadora Mercedes de la Garza, “Chaac es una deidad antropozoomorfa de origen animal.

A menudo se representa con cuerpo humano, con escamas de reptil o anfibio, colmillos, pupila en forma de voluta, una espiral bajo el ojo y nariz en forma de rizo o gancho. Lleva como implementos una concha en la oreja, un escudo y un hacha con la que controla la tempestad, el trueno y el rayo. En su aspecto humanizado se habla de un hombre de gran estatura que enseño a los seres humanos la agricultura.

Como otros dioses mesoamericanos asociados al agua, Chaac moraba en cuevas y cenotes. También se le representa junto a elementos acuáticos como caracoles, conchas, cangrejos, sapos, ranas y tortugas. Actualmente, los mayas siguen rindiéndole culto pero en advocación a Santo Tomás.

Una de las representaciones más simbólicas que podemos encontrar de Chaac en el arte maya se localiza en la zona arqueológica de Chichén Itzá. Se trata de La iglesia. Este edificio forma parte de un conjunto escultórico anexo al Convento. La iglesia es un edificio cuadrangular que ostenta un friso en la parte superior bellamente decorado con tres mascarones alusivos a Chaac. Uno en la parte central y 2 en cada esquina del edificio.

En cada esquina sobresale su gran nariz en forma de gancho. La iglesia consta de una sola entrada, similar a una capilla, de ahí su nombre.

NOTA ACLARATORIA

Con relación a artículo anterior publicado en este semanario el 14 de julio sobre polémica en torno a la presencia de Poseidón en Puerto Progreso, Yucatán. Debo aclarar que de acuerdo a publicación del Diario de Yucatán se develo el misterio de Poseidón sobre responsable de su ejecución, costo y materiales utilizados para su factura.

Raúl Pech Figueroa, Contratista de Obras Marítimas, fue el encargado de colocar la pieza, quien declaró: “La escultura griega de Poseidón está debidamente anclada reforzada con una batería de 12 pilotes de acero estratégicamente hincados y puede soportar vientos huracanados y fuertes marejadas”. 8 pilotes externos forman la base de la pieza y 4 en el centro para soportar la escultura.

Se trata de una escultura de 5 metros de altura y 3 toneladas de peso. Fue construida a base de fibra de vidrio por artesanos yucatecos. El encargado de hacer la estructura metálica fue Fernando Balam Díaz mejor conocido como “don Chapa”, de oficio soldador con 17 años de experiencia soldando barcos y grandes estructuras. La estatua tuvo un costo de $397.000 pesos.

La escultura fue instalada en Playón Poniente del Malecón Internacional a una distancia de 22 metros a la orilla del mar.

El pasado 24 de junio oficiales de la Policía Ecológica entregaron una notificación a Ali Dib Muñoz, Director de Catastro y Zona Federal del Ayuntamiento de Progreso con relación a autorización para exhibir dicha escultura en una zona federal.

Al respecto el Alcalde con licencia Zacarías Curí declaró que desde 2019 el Ayuntamiento inició trámites para colocar varias piezas escultóricas en el malecón internacional. Además desmiente que la estatua haya sido clausurada por inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) por no contar con un estudio de impacto ambiental.

Llama la atención el enojo mostrado por los yucatecos por la presencia de Poseidón en Puerto Progreso. Tanto que se tiene interpuesta una demanda contra los responsables de colocar una pieza ajena a la cultura maya. Sin duda el conflicto va más allá de lo legal.

Es un conflicto ideológico, de una cultura que defiende sus usos y costumbres, que se siente amenazada no solo por la invasión de dioses extranjeros, sino por la presencia de la civilización. Con la construcción del tren maya se destruyeron ecosistemas completos, pero también muchos sitios arqueológicos, cuya memoria se ha perdido para siempre.

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