
Deportación de inmigrantes de EU
Las promesas que Donald Trump hizo durante su campaña electoral y que le favorecieron con el voto de la mayoría latina, ahora son una realidad. No eran amenazas. El presidente de Estados Unidos inició su gobierno dando malas señales para México. Para empezar la presidenta Claudia Sheinbaum no fue invitada a su toma de protesta. Luego su discurso estuvo centrado en endurecer su política hacia México.
Como primera medida de su gobierno fue firmar una orden ejecutiva para declarar a la frontera sur con México en estado de emergencia por el tráfico ilegal de inmigrantes y el trasiego de droga.
En el tema migratorio prometió expulsar a los mexicanos que les quitan los empleos a los ciudadanos estadounidenses y que además son criminales; enviar tropas a la frontera sur para repeler la invasión de miles de locos (“que se comen a los perros y a los gatos”) y criminales procedentes de México y Centroamérica. Terminar de construir el muro fronterizo y colocar otras barreras físicas adicionales (como boyas en el rio Bravo) para detener el paso de inmigrantes.
La expulsión de ciudadanos mexicanos y latinos comenzó luego de iniciar su mandato. Sin embargo, varios medios han denunciado que las detenciones se han dado de manera ilegal organizando redadas en escuelas, centros de trabajo y domicilios. Luego de enviarlos a sus países de origen esposados y con grilletes como criminales varios gobiernos latinoamericanos han protestado por las condiciones inhumanas en que están siendo deportados. Países como Colombia, Brasil y Guatemala ya han tenido los primeros roces con el gobierno estadounidense.
POSTURAS LATINOAMERICANAS
Quien también ha protestado es Miguel Díaz Cannel quien considera una alevosía y un atentado a su soberanía el que Trump pretenda llevar a la prisión de Guantánamo a los reos más peligrosos que actualmente tiene detenidos. Otros gobiernos latinoamericanos han demostrado menos dignidad como el presidente Javier Milei de Argentina o Nayib Bukele del Salvador, quien incluso ofreció al Secretario de Estados Unidos recibir a los criminales de alta peligrosidad en sus cárceles.
En el caso de México, las autoridades han negado que nuestros connacionales deportados hayan sido tratados injustamente. Hasta la primera semana de febrero México había recibido 10,964 migrantes deportados de Estados Unidos de los cuales 8,425 son mexicanos y 2,539 de otras nacionalidades.
Al respecto la Corte Interamericana de Derechos Humanos (IDH) estipula tres cosas: Primero que la expulsión de extranjeros debe respetar los derechos humanos y no discriminar a las personas; segundo que la expulsión colectiva de extranjeros viola el derecho a las garantías judiciales y tercero prohíbe expulsar a extranjeros cuya vida o libertad personal esté en riesgo por cuestiones de ideología política o religiosa, raza o condición social.
Pero eso a Donald Trump no le importa, tan luego asumió la presidencia comenzó la deportación masiva de inmigrantes bajo el argumento de vivir de manera irregular en los Estados Unidos; violando todo proceso legal y humanitario. Durante su discurso inaugural Trump prometió detener la entrada irregular de criminales peligrosos enviando tropas a la frontera sur para contener la invasión de inmigrantes.
SOLDADOS COMO SI FUERA GUERRA
En la actualidad ha desplegados más de 5 mil efectivos de la Guardia Nacional de los EU y condicionado al gobierno mexicano a enviar el doble de efectivos a la frontera para contener el paso de inmigrantes. Mientras que en el ámbito legal Trump piensa hacer efectiva la Ley de Enemigos Extranjeros, creada en 1798 en tiempos de guerra. Dicha ley permite al gobierno estadounidense un poder amplio y sin restricciones para expulsar a los inmigrantes indocumentados en cualquier momento.
Con su propuesta “Quédate en México”, Trump delega toda la responsabilidad al gobierno mexicano, quien tendrá que absorber los gastos para repatriarlos a su lugar de origen o prestarles ayuda humanitaria.
Hasta antes de la llegada de Trump a la presidencia existían unos 5.5 millones de mexicanos indocumentados en Estados Unidos, cuyo envió de remesas representaba casi el 4% del Producto Interno Bruto de México. Cabe decir que durante el mes de enero fueron repatriados 371 personas originarias de Hidalgo.
La situación de los mexicanos en los Estados Unidos es desesperante, desde que Trump asumió su segundo mandato. Muchos no salen de sus hogares, ni asisten a las escuelas o trabajos por el miedo a ser deportados.
El pasado 3 de febrero hubo un paro laboral en diversas ciudades de los Estados Unidos para demostrarle al gobierno de Donald Trump las repercusiones económicas que habría sin la fuerza de trabajo de los inmigrantes.
Según el censo económico realizado en 2023, de 160.2 millones de empleados, unos 29,7 millones eran extranjeros, mismos que generan billones de dólares a la economía estadounidense.
