El Ahuehuete solitario
Esta es la historia de un árbol centenario que vivía entre dos de las avenidas más transitadas que conducen al centro de Tula. Se trataba de un ahuehuete en inminente peligro de desaparecer por los recientes trabajos de ampliación del puente y rio Tula.
La última vez que lo vi se encontraba sepultado entre toneladas de lodo toxico resistiendo los embates del tiempo. Y ahí estaba luchando por su vida como un Samurái.
Al final fue derribado ante la indiferencia de las autoridades. ¡Si hubiera hablado cuántas cosas nos habría contado¡, por ejemplo, fue testigo de la construcción y reconstrucción del puente una y otra vez; del trazo y tendido de durmientes para el paso del ferrocarril a lo largo del siglo XIX y parte del XX, paso de los ejércitos revolucionarios y hasta de “los muertos del rio Tula” en tiempos del Negro Durazo.
Sin duda, padeció por exceso y falta de agua, como la última inundación de dimensiones catastróficas ocurrida en septiembre de 2021; pero ahí seguía en pie, inclinado como la torre de Pisa, como suplicando una oportunidad para seguir con vida.
En otros tiempos, sin duda creció al lado de otros árboles de su misma especie en la rivera del rio absorbiendo el agua cristalina, escuchando el rumor constante de la corriente en su paso presuroso hacia el mar, en su derredor bullía la fauna acuática de la región: mojarras, charales, camarones de agua dulce, acociles y un largo etc.
De eso nada queda solo desolación y muerte; un riachuelo de agua contaminada producto de desechos tóxicos provenientes no solo del Parque Industrial de Tepeji, Cementera de Cruz Azul; sino de la Ciudad de México y Estado de México. Aguas negras que son captadas en dos presas principalmente: Presa Requena y Presa Endo; mismas que abastecen de riego al Valle del Mezquital para el cultivo de gramíneas, hortalizas y forraje.
Hay mucho que decir sobre el efecto de estas aguas contaminadas que repercuten en la degradación del suelo y salud de los seres humanos; pero en esta ocasión quiero referirme a la amenaza que representa para la supervivencia de los ahuehuetes que viven a lo largo del rio Tula.
Es paradójico que mientras en la Ciudad de México se afanan en plantar un ahuehuete en una de las avenidas más importantes (Reforma) por considerarlo un símbolo nacional, en Tula las autoridades no están haciendo nada por preservar la vida de estos árboles milenarios. ¡Por favor hagan algo!