EL AVASALLADOR TRIUNFO DE CLAUDIA SHEINBAUM
Realmente fueron históricas las elecciones del domingo 2 de junio cuando millones de votantes salieron a las urnas para elegir 5 cargos que gobernarán a México. Fue impresionante ver cómo había filas constantes en las casillas y si no era así, los electores no dejaban de llegar, uno tras otro. Ahora sí se rebasaron completamente las expectativas y los recuerdos que teníamos de anteriores elecciones, cuando los encargados de las casillas hasta se estaban durmiendo porque nadie llegaba.
Y así, como fue de impresionante la asistencia a las casillas, también han sido los resultados que comenzamos a conocer el domingo en la madrugada o el lunes por la mañana.
El partido MORENA triunfó en la mayor parte de los cargos que estaban en disputa, desde la Presidencia de la República con Claudia Sheinbaum, hasta la mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, el gobierno de la Ciudad de México, la mayoría de las entidades donde se eligieron gobernadores y ni se diga en las alcaldías de todo el país.
Fue inaúdito, impresionante, impactante y todos los sinónimos que se puedan utilizar para calificar estos logros. Muchos no lo podían creer, ¿ganar la mayoría en las Cámaras? ¿Ganar la Ciudad de México que está tan resentida por la caída del Metro y mucho más….?
Y lo que más llama la atención es que Claudia Sheinbaum ganó con alrededor del 60 por ciento de los votos que se emitieron, y con ello rebasó el 54% que había logrado López Obrador hace seis años (¡!).
Esto es realmente increíble, porque si comparamos el “arrastre” que tuvo en su momento AMLO, en relación con la figura de Sheinbaum, veremos claramente muchas diferencias entre ambos.
López Obrador fue realmente un fenómeno y logró convencer hasta el más incrédulo de los votantes, además de que cuando fue elegido el pueblo estaba harto del gobierno de Peña Nieto y los partidos neoliberales. Eso le sumó mucho, pero mucho a AMLO.
Hoy es muy diferente, porque Claudia Sheinbaum no es en sí misma una política con carisma, es más bien una mujer seria, poco expresiva, con un discurso cansado y hasta suena fingido, su voz es plana, sin emoción ni un tono que anime a la gente.
Si bien se acerca en sus mitines a tomarse la selfie, denota que lo hace únicamente por compromiso, no se ve que esto sea real y que de verdad ella lo sienta.
Recordemos también su tan criticada frase de que las elecciones eran un mero trámite, porque ya se sentía ganadora.
Todos estos aspectos hacen dudar de que haya ganado por la buena, sin que “alguien” le echara la mano al contabilizar los votos o al modificar de alguna manera el sistema electoral.
Muchos dirán que esto no puede ser ¡no! pero bien sabemos que en el gobierno de López Obrador está el “maestro” de la caída del sistema electoral de 1988, Manuel Bartlett, quien se encargó de que ganara Carlos Salinas de Gortari en una elección que fue muy controvertida y criticada, y que ha sido el símbolo de los fraudes electorales en México.
En ese año competían también por la Presidencia de México el izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel Clouthier, por el PAN.
Manuel Bartlett ha cargado toda su vida con ese estigma y curiosamente ahora está en el gobierno de López Obrador, y hasta uno de sus hijos ganó una licitación a principios de este año para gestión y actualización del sistema de conteo de votos del INE ¿qué curioso, verdad?
Finalmente, Claudia Sheinbaum ganó y como suele suceder con el poder en México, no habrá absolutamente nada ni nadie que pueda siquiera intentar investigar alguna interrogativa sobre este extraordinario triunfo. Hoy sólo importa el festejo y que MORENA ya es un poder absoluto en México.
A los mexicanos sólo nos queda asumir la historia que ya son las elecciones del pasado domingo y continuar nuestro camino, pensando que quizás, sólo quizás, le pueda ir bien a México y a su gente.
Como siempre en este país, sólo queda la esperanza por un mejor porvenir, por la nación que heredarán nuestros hijos y que cada vez ha sido más golpeada y destrozada en todos los ámbitos.
Al final, la esperanza es esa palabra y esa bandera en la que debemos creer y envolver nuestro futuro.