El dolor y las lágrimas afloraban en los rostros de los asistentes a la misa frente al IMSS
Las lágrimas afloraron en todo momento en los rostros de hombres, mujeres y niños que se dieron cita en una misa que se realizó frente a las instalaciones del IMSS de esta ciudad. Una madre abrazada de sus dos hijas no pudieron contener el llanto durante toda la homilía y permanecieron abrazadas con rostros que mostraban su gran dolor.
El recuerdo a un año de la inundación en Tula era evidente… Ahí estaban reunidos muchos de los habitantes que lo perdieron todo, y más aún, quienes fueron a recibir a sus familiares fallecidos en el hospital del IMSS que se encontraban aquel fatídico día en el área de Covid y que ya no pudieron salir con vida.
Hoy, después del 6 y 7 de septiembre del año pasado, se reunieron para escuchar la palabra de Dios y, como lo dijo el sacerdote, para agradecer que se encuentran con vida y que han podido ir superando sus pérdidas.
«Debemos recordar, dijo, que el Señor nos envió también mucha ayuda en esos terribles momentos a través de cientos de personas, que de manera anónima, llegaron a Tula para ofrecer su apoyo con comida, diversos artículos y apoyo para limpiar o ayudar en lo que se pudiera».
Y es que en esos aciagos días, fueron miles de personas de buena voluntad que venían de muchos municipios cercanos y también lejanos, y que traían despensas, comida, utensilios de limpieza y hasta recursos económicos que eran muy necesarios en esos momentos.
La misa que se realizó a las 2:00 de la tarde el pasado martes, transcurrió entre el dolor y el recuerdo de los damnificados que no han podido superar todavía y que les cala hondo.
MENSAJE Y BENDICIÓN DEL SR. OBISPO
El sacerdote que ofició la misa leyó un mensaje del Obispo Juan Pedro Juárez Meléndez, donde decía:
«Después de un año de preocupación por todas estas pérdidas, unidas a las que ya veníamos padeciendo por la pandemia, aún queda mucho por hacer para volver a empezar con gran esperanza.
«Los esfuerzos y ayudas generosas de mucha gente dentro y fuera de la Diócesis, nunca serán suficientes ante la magnitud de los daños, sin embargo, la confianza en Dios que nunca nos abandona, nos impulsa a salir adelante con ánimo renovado y generoso».
Ahora, se lee en el texto, continúa la difícil tarea de reconstrucción por muchos años, reconstrucción no sólo de las viviendas, tiendas y negocios, sino sobre todo de las personas y familias afectadas anímica y económicamente. Remover todos los escombros y la basura que dejó la inundación, fue trabajo de muchas semanas y en varios lugares aún no ha terminado».
Asimismo, el Obispo recordó en su mensaje que precisamente este 6 de septiembre se conmemora el LXI Aniversario de la creación de la Diócesis de Tula y terminó enviando sus oraciones a Dios por los afectados y su bendición.
FAMILIARES DE FALLECIDOS SIN APOYO
Familiares de los 17 fallecidos también estuvieron presentes en esta misma que organizó la asociación civil TODOS SOMOS TULA y después, en entrevistas con medios de comunicación, señalaron que nunca han recibido el apoyo de las autoridades, ni económico y mucho menos moral.
«No nos dieron absolutamente nada, ni para el funeral o los gastos y que decir de una pensión para los deudos», aseguraron.
Otros asistentes manifestaron también su coraje porque no se ha hecho justicia y cada día viven con la preocupación de volverse a inundar porque las autoridades de los tres niveles (federal, estatal y municipal) no los escuchan y no hacen lo correcto para no enviar más aguas negras a Tula.
Más aún, vecinos se colocaron una manta donde exigen que en Tula se construya un hospital del IMSS porque el de Tlaxcoapan estará muy lejos e implicará diversos gastos.
«Tula es una ciudad que requiere atención aquí, se lo merece y así debe ser», argumentó un derechohabiente.
Sin embargo, y a pesar del dolor y la tristeza, los asistentes gritaron fuerte ¡Viva Tula! ¡Viva Tula!, al momento en que colocaron flores y veladoras frente a las rejas del hoy antiguo hospital del IMSS que desde la inundación permanece cerrado.