Excursión – Parte I

Excursión – Parte I

La fotografía que arriba se muestra fue enviada a través de las redes sociales. Desconozco al autor que accionó la cámara y con un disparo congeló la imagen para la posteridad, no así el nombre de quien la hizo circular, vaya un guiño para él. Gracias.

Qué me dice esta vieja fotografía. Un grupo de jóvenes y niños probablemente de excursión, posando alegremente para la cámara en un autobús de transporte público de los llamados comúnmente “guajoloteros”, debido a que en el exterior del techo portaban una canastilla para cargar todo tipo de bultos, incluyendo animales domésticos.

Camiones muy resistente aptos para todo terreno y que debieron desaparecer a mediados de la década de los ochenta para dar paso a camiones más modernos y panorámicos llamados “delfines” y “ballenas”, propios para movilizar pasaje citadino, pero que luego llegaron a las zonas rurales conforme se pavimentaban las carreteras principales hasta ser substituidos por las combis actuales donde por cierto se viaja muy incómodo.

Me pregunto si este autobús que cubre la ruta Pachuca- Ajacuba-Tlaxcoapan-Tezontepec- Tula, ya pertenecía a la empresa Autotransportes Valle del Mezquital (AVM); seguramente sí, pues los primeros camiones que introdujo fueron llamados “claritas” modelo 1940 que unían en un inicio los Municipios de Tula-Tepeji-Actopan y Progreso.

La empresa AVM ofrece actualmente servicio de transporte urbano y suburbano y se ha convertido en un monopolio del transporte público en todo el estado de Hidalgo con presencia incluso en la Ciudad de México y otros estados del país.

Por ser un monopolio del transporte público, los hidalguenses no tenemos otra opción de transporte. En este caso, los sucesivos gobiernos hidalguenses no han apostado a invertir en un transporte público, eficiente y barato que sea una alternativa para los ciudadanos de a pie.

De manera sistemática se ha favorecido a una sola empresa que en el Valle del Mezquital se llama AVM. Cuando sube la gasolina automáticamente sube el precio del viaje y los ciudadanos tenemos que aguantar vara aunque no estemos de acuerdo.

Qué más me muestra la imagen. Los excursionistas parecen ser citadinos por la vestimenta que portan. Mujeres con pelo corto y rizado. Todas lucen vestido ligero para el calor; los hombres camisa larga y amplios pantalones. Sin duda corría la década de los años cincuenta. El progreso industrial aun no se hacía presente en la región Tula-Tepeji como lo conocemos actualmente aunque la presa Endhó estaba recién construida.  Esta fue inaugurada en 1952 durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés.

Fue construida entre 1947-1952 sobre terrenos pertenecientes a los municipios Tula-Tepetitlán.  Tomó su nombre de la Hacienda Endhó, que se localiza junto a su cortina en Tepetitlán. Endhó en otomí significa “sobre la piedra”. El embalse donde fue construida (mil 260 hectáreas) fue un amplio valle donde existían varios pueblos, tierras de cultivos, ranchos y dos haciendas.

Los pueblos afectados por la construcción de esta obra fueron San Pedro Nextlalpan; San Mateo (los habitantes de San Mateo fueron indemnizados por el Gobierno Federal y fueron desplazados a un terreno cercano donde el gobierno fundó y construyó una nueva Colonia conocida como General Anaya), Santa María Daxtho, Santa Ana Ahuehuepan, Santa María Michimaltongo y San Francisco Bojay. Tambien se inundaron los cascos de las haciendas de Bojay y Nextlalpan.

En un principio concentró agua dulce proveniente del rio Tula. Cuando baja el nivel de agua de la presa aún es posible observar una torre de iglesia que por sus características arquitectónicas perteneció sin duda a la orden de los franciscanos. Ahí se practicaban deportes acuáticos y pesca hasta que en 1975 durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez se convirtió en depósito de aguas residuales provenientes de la Ciudad de México.

Fue precisamente, durante la década de los setenta que empezaron a operar las industrias más contaminantes de la región Tula-Tepeji. Por ejemplo, La Central Termoeléctrica de Tula (CTT) “Francisco Pérez Ríos” comenzó sus actividades en 1975. Es una de las 6 empresas que generan más contaminación en el país y sobre todo en Tula y sus alrededores. Al día genera 50% de dióxido de azufre. Opera en un 80% con combustóleo cuyos gases repercuten en la salud humana siendo la causa principal de 14 mil muertes prematuras al año.

La Refinería Miguel Hidalgo también conocida como Refinería Tula es una empresa paraestatal propiedad de PEMEX (y de los “huachicoleros” también, principales accionistas. Es broma). Fue inaugurada el 18 de marzo de 1976 con una capacidad inicial de refinación de 150 mil barriles diarios. Con la modernización a sus instalaciones ocurrida en 2010 su capacidad de operación se ha incrementado hasta alcanzar la cifra de 315 mil barriles diarios.

Se prevé que en la presente década su capacidad de producción se incremente con la decisión del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador de rehabilitar las 6 refinerías que conforman el Sistema Nacional de Refinación. Sobra decir que a mayor producción mayor contaminación en la región. Porque se tiene la manía de construir sin hacer estudios del impacto ambiental que puedan causar al entorno.

En la década de los años cincuenta comenzaba el despegue industrial del país e Hidalgo no fue la excepción. Miguel Alemán Valdés fue el primer presidente civil después de casi medio siglo (durante el siglo XX) de gobiernos revolucionarios y posrevolucionarios.

Durante su periodo presidencial, el país aumento su red de carreteras, vías férreas y obras públicas; se mejoraron los sistemas de riego y creció el reparto agrario. En Hidalgo como ya se mencionó se construyó la presa Endhó.

En todo este contexto histórico fue que se tomó la fotografía en las ruinas de Tula, motivo de un próximo capítulo.  

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