Felipe Ángeles y La Toma de Zacatecas

Felipe Ángeles y La Toma de Zacatecas

La Toma de Zacatecas fue una de las batallas más importantes ocurrida durante la revolución mexicana entre el ejército federal y las tropas villistas.

El cerebro de la Toma de Zacatecas fue el General Brigadier, Felipe Ángeles (oriundo de Zacualtipan, Hidalgo). Fue una batalla completa en términos militares en donde Felipe Ángeles demostró tener grandes dotes de un gran estratega militar.  

Egresado del Colegio Militar con estudios de especialización en artillería y balística en Europa, Felipe Ángeles era un experto en artillería, esto aunado a su formación humanística y su sensibilidad por las causas sociales hicieron que al estallar el movimiento armado de 1910 pasara a engrosar las filas del maderismo, principios con los que se identificaba plenamente.

Después de los asesinatos cometidos contra el Presidente Francisco I. Madero y el Vicepresente, Pino Suarez, el hidalguense se une al ejército Constitucionalista dirigido por Venustiano Carranza. Estando ahí es llamado por Francisco Villa para atacar la Ciudad de Zacatecas entonces asediada por las fuerzas de Victoriano Huerta.

En junio de 1914 tras varios intentos del zacatecano Pánfilo Natera por expulsar a las federales que habían ocupado la Ciudad y puntos estratégicos de los alrededores, Villa envía a Felipe Ángeles a reconocer el terreno y diseñar un plan de ataque.

La batalla de Zacatecas tuvo lugar un 23 de junio de 1914 y en tan solo nueve horas de lucha las tropas villistas aniquilaron al ejército enemigo. La mañana del 23 de junio amaneció nublado – narra Federico Cervantes – “despertó el grupo de oficiales del General Ángeles y luego de haber desayunado, se apresto a montar para seguir al Jefe”.

Por su parte el General Ángeles “antes de asistir al combate se había bañado, se había rasurado y se había atusado el bigote cuidadosamente”. Y salió al encuentro con el enemigo una hora antes de lo previsto (10 a.m.) seguro de ganar la partida como en un juego de ajedrez.

ESTRATEGIA CLAVE

La clave de la batalla fue escalar los 6 cerros que rodean la Ciudad de Zacatecas, posiciones que parecían inexpugnables dada la ventaja del enemigo y que contaba con mejor calidad de armas; tarea nada fácil para el ejército villista, pero los cañones colocados estratégicamente permitieron el avance del ejército de infantería.

Diez minutos antes de las seis de la tarde, Zacatecas había caído y las tropas federales emprendían la huida en desbandada por todas direcciones; se dice que solo lograron escapar entre 80 y 100 jinetes de los 12 000 efectivos militares. En comparación al enemigo, los villistas tuvieron menos de 500 muertos y 2000 bajas aproximadamente. La Toma de Zacatecas por Francisco Villa obligó a Victoriano Huerta a renunciar a la Presidencia el 1º de julio de 1914.

Existe un romance dedicado a La Toma de Zacatecas de la autoría de Francisco Cuervo Martínez, Profesor zapatista que militó en el ejército Villista y que describe de manera épica el desarrollo de la batalla. A continuación, transcribo algunos fragmentos:

“Era el 24 de junio de novecientos catorce. Los Constitucionalistas (contra) la División del Norte. Soldados de las tres armas han tomado posiciones, se emplaza la artillería del día anterior en la noche. El General Felipe Ángeles recorre el campo dando órdenes en su Curely famoso de agradable y muelle trote. El enemigo está alerta coronando las alturas de Loreto, Sierpe, Grillo de Clérigos y la Bufa. Verdaderos nidos de águila son sus posiciones.

INTELIGENCIA LÚCIDA

El plan de ataque, creación de una inteligencia lúcida. Esperan todos que suenen las diez, la hora oportuna para avanzar con arrojo a conquistar las alturas. Súbito en Hacienda Nueva truena la fusilería ha comenzado el ataque el bravo General Villa, que en su alazán poderoso y a vanguardia de sus filas entra el primero al combate lanzando sonoras vivas.

Al fuego de los rebeldes contestan los gobiernistas, por todas partes se brega, pronto se generaliza la lucha que va creciendo como ola enfurecida. ¡Ruge el cañón con estruendo, zumban las granadas, silban los proyectiles de acero de rifles y carabinas…! Los insurgentes avanzan bajo una lluvia nutrida de balas y de granadas y se encorvan y (atemorizan).

En esto llega corriendo el campeón de aquel día, lleno de polvo jadeante, y pide la artillería. Pero ya el invicto Ángeles ha tomado sus medidas. Trinidad Rodríguez muere en el campo de la liza. Rodolfo Fierro anda herido y se bate todavía cual guerrero legendario de las edades antiguas. Los insurgentes avanzan, avanzan con hidalguía.

¡YA GANAMOS!

Confundidas las tropas (enemigas), por Guadalupe intentan una salida, y se vuelven, pues Natera, Domínguez, Triana y Urbina, Bañuelos y los Arrieta en masa los acribillan. ¡Mi General, ya ganamos! le dice Ángeles a Villa. Lo que entonces ocurrió al recordarlo horripila. ¡cien solamente escaparon! Siendo uno de ellos Medina Barrón, que mandaba en jefe a las legiones huertistas”.

Y para quien desee conocer el escenario de la batalla puede recorrer el centro histórico de Zacatecas donde se puede apreciar en algunos edificios las balas y proyectiles que dejo la guerra.

En 1984 se inauguró el Museo de La Toma de Zacatecas, donde se exhiben diversos testimonios como fotografías, documentos, objetos y armamento que aluden a la batalla.

En el cerro de la Bufa se encuentra un grupo escultórico que representan a Francisco Villa, Felipe Ángeles y Pánfilo Natera y que rinde homenaje a la histórica batalla conocida como La Toma de Zacatecas. Se trata de tres esculturas ecuestres realizadas en bronce obra del escultor Carlos Espino. Al centro Francisco Villa montado en su poderoso alazán con fusil en mano parece llegar a galope tendido y arengar a las tropas, es la escultura que presenta más movimiento.

A la izquierda Felipe Ángeles, porta sombrero texano, su porte es marcial y parece avanzar serenamente en su caballo Curely como explorando el horizonte. A la derecha el zacatecano Pánfilo Natera, quien tuvo la misión de copar al enemigo en la parte sur de la ciudad rumbo a Guadalupe.

También en el cerro de la Bufa existe desde 1906 un Observatorio Meteorológico que sobrevivió a la destrucción de la batalla.

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