Festival de Día de Muertos en Tula

En honor al día de muertos se celebró en Tula de Allende los días 27 al 29 de octubre una serie de actividades culturales organizadas por autoridades de la Presidencia Municipal en coordinación con la sección 15 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Esta vez las tradicionales fiestas del Xantolo que se festejan año con año entre la población de la Huasteca hidalguense fueron traídas a Tula para regocijo de sus habitantes. Lo más vistoso del festival fue el desfile de calaveras y catrinas que se realizó el día 27 en donde participaron aproximadamente 10 mil personas entre docentes y alumnos de educación básica.
Aunque a decir del antropólogo Alan García S., quien dictó una conferencia en el Teatro al Aire Libre titulada “Día de Muertos entre el pasado y el presente”, el desfile de calaveras y catrinas es un espectáculo que nada tiene que ver con la tradición prehispánica de festejar a los muertos en familia, pues se ha sumado a dicha festividad a raíz de la filmación de la película Spectre de James Bond que se filmó en el zócalo de la Ciudad de México en el año 2015.
Esta es una tradición proveniente de los Estados Unidos o mejor dicho de origen celta, lo mismo la noche de brujas o Halloween que se festeja el 31 de octubre.
La costumbre de celebrar a los muertos es una tradición que nos viene desde la época prehispánica. Para la cultura nahua, el Mictlan es el lugar a donde van a morar todos los muertos y Mictlantecutli es el dios de la muerte. El culto a los muertos a principios de noviembre coincide con la temporada de levantar la cosecha de maíz, alimento básico de los mexicanos.
SE RECUERDA A LOS MUERTOS EN FAMILIA
Es entonces cuando a los muertos se les recuerda en familia y se comparte con ellos el fruto de la cosecha; se colocan altares con flores de cempasúchil y se les ofrenda comida y bebida al difunto. En la Huasteca donde se celebra el Xantolo o Fiesta de Todos los Santos tienen una manera muy particular de festejar a los muertos.
Los preparativos de la fiesta comienzan a fines de octubre; se compra todo lo necesario para la celebración como veladoras, copal, cigarros, fruta de temporada (plátanos, naranjas, mandarinas, limas), hojas de plátano para los tamales, flores de cempaxúchitl y hojas de palma para el altar.
En el altar no puede faltar el arco (que se confecciona con carrizos, palmas y flores), pues representa la puerta al mundo de los vivos. Es tradicional que los altares oferten tamales, mole, dulce de calabaza, pan de muertos, calaveras de azúcar y bebidas que van desde el chocolate, atole, agua y café, hasta el aguardiente de caña, cerveza, o tequila.
El 1º de noviembre se festeja a los niños a los que se les preparan tamales de pollo para que no se indigesten (a los adultos se les preparan tamales de carne de cerdo). Al día siguiente tiene lugar la fiesta de los adultos o fieles difuntos. Esta se celebra en el camposanto donde los deudos comen, cantan y bailan sobre la tumba de sus seres queridos, se quema incienso o copal, así como juegos pirotécnicos.
Los huehueme o viejos (danzantes cubiertos de máscaras que representan a los muertos) bailan huapangos y sones al ritmo de tríos huastecos. Finalmente la despedida del Xantolo se hace ocho días después.
ARTÍSTICOS ALTARES
Durante la celebración de día de muertos en Tula no podían faltar por supuesto los tradicionales altares, donde destacó el presentado por la región de Ixmiquilpan y los altares hechos con tapetes de aserrín.
La celebración de día de muertos siempre será un festejo lúdico que nos identifica a todos los mexicanos. La muerte y los muertos se relacionan, es un binomio indisoluble. Ambos se complementan.
La muerte es muy democrática nos lleva a todos por igual y está en la memoria colectiva de todos los mexicanos. A veces nos referimos a ella como la pelona, la calaca tilica y flaca o la huesuda.
Está presente todos los días en nuestro lenguaje cotidiano en expresiones como: ¡pobre, es un muerto de hambre!, flotar de a muertito, se lo llevo la pelona o le tocó bailar con la más fea, no estaba muerto, andaba de parranda o no estoy muerto sino dormido como dijo la canción.
A la muerte la vemos con respeto, le tememos pero al mismo tiempo nos sentimos seducidos por ella. Jugamos con ella al componer rimas o “calaveritas” y hasta nos burlamos al comer nuestra propia calavera. A la muerte también se le desafía a través de la música con temas como “la vida no vale nada”. Los suicidas la llaman a gritos para que acuda en su auxilio.
Los cacos y criminales la veneran con fervor y la nombran “santa muerte”. La muerte se representa como una mujer con guadaña con la que corta sin piedad la existencia de los ¡pobres seres humanos!; pero ella es indiferente al dolor, amor u odio pues carece de sentimientos; casi siempre está de mal humor por su rudo trabajo.
A veces es un poco despistada llega tarde a la cita, pero eso sí, siempre llega. Celebrar a la muerte tanto como a la vida –dijo Octavio Paz- porque al final tenemos la certeza de que nuestros familiares estarán ahí cada noviembre para recordarnos y colocar en el altar una fotografía nuestra, una comida, una bebida o para tocar en nuestro honor una canción que nos gustaba.
