La lucha por el poder de la cementera Cruz Azul lleva unos 15 años
* El grupo conocido como disidente, que opera en la Ciudad de México, ha realizado diversas acciones para “acabar” con la fábrica de Tula y hasta ahora no lo han logrado
El ataque armado por parte de un grupo de choque perpetrado la madrugada del miércoles contra las instalaciones de la fábrica de cementos La Cruz Azul, ubicada en Ciudad Cooperativa, fue el tercero en menos de cinco meses, la acometida buscaba hacerse con el control de la planta que es considerada como la “joya de la corona” por el núcleo cooperativista a nivel nacional.
Desde hace cerca de 15 años, dos grupos de socios, se han disputado la administración y las operaciones de una cementera, que, hasta el 29 de julio de 2020, Guillermo Álvarez Cuevas, tuvo el control mayoritario, tras casi 30 años en la dirección general de la cementera.
Sin embargo, para esa fecha, un juez federal radicado en la Ciudad de México (CDMX) giró una orden de aprehensión contra el ahora exdirectivo, acusándolo de lavado de dinero y delincuencia organizada.
A la desaparición de Billy, un grupo presuntamente afín a este, que hoy tiene en control la fábrica de Tula, inició la lucha por el control de La Cruz Azul, contra un grupo de socios encabezados por Víctor Velázquez Rangel y José Antonio Marín Gutiérrez, conocidos como “la disidencia”.
Este último par de personajes supuestamente se pronunciaban por la transparencia y luchaba porque la riqueza de la cooperativa volviera a los socios pero son culpados de los hechos violentos, que derivaron en la muerte de 8 personas y la destrucción parcial de la planta del antiguo Jasso.
Los dos intentos de tomas del control de la fábrica cementera se produjeron el 15 y el 18 de diciembre de 2021.
La primera acometida fue efectuada mediante un ordenamiento de desalojo por parte de la fuerza pública (Policía estatal).
En aquella ocasión las fuerzas de seguridad se hicieron presentes con cerca de 350 elementos, quienes, sin embargo, se vieron repelidos por trabajadores de la empresa y población en general, simpatizantes de Federico Sarabia y Alberto Pozo. El segundo evento, ocurrió ya sin un ordenamiento, y se vio frustrado por las mismas circunstancias.
Presuntamente, las incursiones por la fuerza no han sido la única estrategia que los disidentes han utilizado para hacerse del control de la fábrica, sino que también se les acusa de actos de sabotaje, como el del pasado 22 de octubre del año pasado, en que intencionadamente vertieron químicos en el río Tlautla para pintarlo de azul y provocar así una sanción en términos medioambientales para los administradores de la cementera, además de que les dañaron la banda transportadora de cemento y les han cortado la energía eléctrica en diversas ocasiones, además de quitarles la pensión a varios jubilados y no pagarles a quienes están al frente de la fábrica de Ciudad Corporativa.