“Tollan, a 65 años de Jorge R. Acosta”, presentación editorial que relata el descubrimiento de la zona arqueológica de Tula, del autor Osvaldo Sterpone
- El libro fue presentado en el Claustro de la Catedral de San José
El libro “Tollan, a 65 años de Jorge R. Acosta fue presentado la tarde del viernes en el Claustro del Convento San José, que se encuentra en la catedral ubicada en la colonia centro de Tula donde de igual manera se presentó un recital de guitarra por Oliver Daniel Vila Aries originario de Tula quien se ha presentado en escenarios importantes como el Museo Nacional de Arte en la Ciudad de México y que es miembro del coro de la EMEH.
El investigador del centro INAH en Hidalgo, Osvaldo José Sterpone inició afirmando que en cualquier parte de Tula se pueden encontrar vestigios arqueológicos agregando que el libro se encuentra basado en un análisis en función de la conducta humana, refiriéndose que fueron tomadas dos vertientes la historia y lo arqueológico.
“El hecho de que aquí vivió Quetzalcóatl se desprende de la historia, ya que no hay ningún dato o placa que afirme que aquí vivió”, afirmo el investigador que mientras relataba el inicio de la cultura Tolteca, en los años 800- 900, afirmó que dejaron un gran legado.
Sterpone refirió como en su momento el arqueólogo Jorge R. Acosta comenzó con sus excavaciones e investigaciones, bajo tres proyectos que se relacionaron con este sitio donde antes hubo nopaleras y sembradíos.
R. Acosta enviado por el gobierno mexicano para contar con una zona arqueológica más para atraer visitantes, se basó en interpretar los monumentos o los montículos (cerros) que en su momento encontró, trabajo que inicio desde la cronología y parte de la estratigrafía que se registra en las rocas, siendo esta una manera para estudiar desde sus formas, composiciones litológicas, sus propiedad físicas y geoquímicas, sucesiones originarias, relaciones de edad, distribución y contenido de fósiles, todas estas características sirven para reconocer y reconstruir secuenciales eventos geológicos.
Explicó el investigador Jorge R. Acosta que tuvo que ver parte de esa reconstrucción para generar lugares que hoy en día se encuentran de la manera en la que pueden ser visitados.
Ya que en parte la gran labor de los arqueólogos es el devolverle la estructura de algo que no está, pero para esto debe haber razones de peso y así lograr la reconstrucción.
Al llegar Acosta a esta ciudad encontró colores, definiendo que los Toltecas eran alarifes, eran artistas, trabajo que se detalla dentro del libro donde además se hace la anotación de que esta zona pasó a ser la quinta en lo que se conoce como zonas arqueológicas modernas.
Asimismo, dentro de esta historia se expone la interpretación que su momento hizo Jorge R. Acosta sobre que aquí estuvo Quetzalcóatl y se puede conocer que es parte del segundo proyecto donde pudo ya observar las figuras de los coyotes, pájaros, jaguares y serpientes y sus transformaciones que quedaron plasmadas en algunas rocas, lápidas, una historia en la que además se relata desde el proyecto que los Toltecas hicieron para lo que hoy se sabe, fue el drenaje.
“Somos nosotros hijos de las circunstancias”, Sterpone expuso cómo es que Acosta al encontrarse en esta tierra empezó a reconstruir lo que hoy se puede ver, tomando decisiones tan importantes como subir las cariátides en la pirámide B, donde halló una gran oquedad de esa estructura que tampoco tenía escaleras.
Tula fue saqueada en varias ocasiones con la complicidad del momento y de manera particular también por ciudadanos, expresó el también director del INAH Hidalgo. Ahora uno de los compromisos del instituto es resguardar lo que se tiene.
El libro, auspiciado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y por el propio INAH, muestra el trabajo de investigación del autor, quien hace cuestionar lo que se ve, lo que narran los guías y lo que sabemos de la cultura Tolteca.
Esta presentación fue lograda bajo la invitación de la Canaco Tula.
