Astrónomos descubren una cavidad gigante en la Vía Láctea
Estiman que el espacio creado entre las nebulosas Perseo y Tauro fue creado por una supernova
Un grupo de astrónomos han descubierto una cavidad gigante en la Vía Láctea, rodeada por dos nebulosas, Perseo y Tauro, que surgieron tras la explosión de al menos una estrella, según un estudio publicado este miércoles.
Las nubes moleculares de Perseo y Tauro, como se las conoce científicamente, han sido escrutadas por los astrónomos desde hace tiempo, en primer lugar porque están relativamente cerca de la Tierra, a una distancia de entre 500 y mil años luz. Un paseo interestelar, teniendo en cuenta que la Vía Láctea tiene un diámetro de 80 mil años luz.
Pero esas dos nebulosas tienen además otro interés: son matrices de estrellas, que se forman gracias a la mezcla de gas molecular y polvo galáctico.
Durante largo tiempo, los astrónomos creyeron que Perseo y Tauro estaban unidas por una especie de filamento. Una observación descartada posteriormente.
«Lo divertido es que hemos descubierto que sí están conectadas, pero no de la forma que imaginábamos, sino por una cavidad gigantesca», explicó a la AFP Shmuel Bialy, investigado del Centro para la Astrofísica de Harvard y del Smithsonian.
Con la ayuda del telescopio espacial europeo Gaia, de herramientas de cálculo y la generación de imágenes tridimensionales, los científicos han conseguido crear un mapa de la cavidad, bautizada Per-Tau.
Hay que imaginarse Per-Tau como una «especie de esfera cuyo interior está vacío» explica Bialy, una «superburbuja» de un diámetro equivalente a la distancia ya mencionada entre la Tierra y las dos nebulosas «matrices»: unos 500 años luz.
Su envoltura exterior estaría constituida parcialmente por Perseo y Tauro.