El altar a los muertos, una tradición muy mexicana
La ofrenda o altar de Día de Muertos es el lazo más cercano que las personas dicen tener en estos días con sus seres queridos, con ese colorido peculiar que le caracteriza a la flor de cempasúchil que aromatiza ese recuerdo vivo que logra trascender entre esta vida y el más allá.
Las ofrendas que se han convertido en una identidad cultural de los mexicanos deben tener agua, por ser la fuente de vida que mitiga la sed después del largo recorrido que realizan las ánimas que además degustan de la sal tras ser un elemento purificador.
Las velas o veladoras son esa flama que producen la luz, la fe y la esperanza de que el familiar llegara para compartir estos días en familia.
El copal y el incienso fragancia de reverencia que limpia el lugar de los malos espíritus que abre el paso a las animas que pueden compartir la festividad de colores que admiran tras ver ese naranja de la flor de cempasúchil y otras más que se colocan para darle ese toque vivo.
El petate es colocado en la ofrenda como símbolo de la cama, en algunos casos y actualmente existe además la creencia de los perritos izcuintle que es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso rio Chiconauhuapan que es el último paso para llegar al Mictlàn o lugar de los muertos.
El pan representando el cuerpo de cristo es un elemento que no debe faltar en los altares además de todo aquello que en vida le gustó al familiar de quien regularmente se coloca su fotografía como recuerdo vivo de que esta aquí compartiendo estos Días Santos que viven todos los mexicanos quienes por tradición además acuden a los cementerios para dejar flores, platicar con el familiar y estar tan cerca de ellos como la última vez que lograron verlos.