Candidatos a las presidencias, vendedores de ilusiones…
Ya estamos a la mitad de las campañas proselitistas de los candidatos que quieren llegar a las presidencias municipales en esta región, y a pesar de la pandemia, la actividad electoral marcha a todo vapor y los aspirantes andan «super-movidos» por todos los pueblos, comunidades, rancherías, colonias, y todo lugar que pueda ofrecerles votos. Todos tienen propuestas y llegan a ver a la gente, casi, casi, como si trajeran una varita mágica o un costal lleno de ilusiones para sacar a la población de la pobreza y arreglarles todas sus necesidades. Ellos dicen y lo resuelven todo, tienen toda clase de soluciones. «Usted sólo pida y sus deseos serán cumplidos». Vivimos esta etapa como un cuento de ilusiones, pero al llegar la fecha de votar, el 18 de octubre, viene la decisión final y el analizar quién es el menos peor, como dicen muchos. Todos sabemos que la ilusión terminará cuando el nuevo presidente tome el poder y entonces venga la cruda realidad de que todas las promesas, o la mayoría, se esfumarán como si se las llevara el viento… El cuento de hadas termina y los pueblos continúan en la pobreza y sin obras ni acciones. Todo vuelve a ser igual y viene nuevamente el descontento ciudadano. Así ha sido siempre y es casi seguro que ésta vez nada cambie. Ya lo estamos viendo con nuestro flamante presidente López Obrador, que hizo muchísimas promesas y casi nada ha cumplido. La cuarta transformación se ha quedado sólo en el nombre y los buenos deseos. Por ello, hay que analizar bien a los candidatos a presidentes municipales, ver si sus promesas son factibles y ver sus historias personales, así sabremos de quién se trata. Sí hay que votar, pero hacerlo con conciencia y no sólo entusiasmados por lo que prometen. Primero está la realidad.