Pandemia sí afecta a menores y ya son más de 600 muertes, es falso lo que dice la infografía del gobierno
El Gobierno de México presentó una infografía sobre el regreso a clases presenciales este próximo 30 de agosto, asegurando en ella que “en el mundo no existe evidencia de epidemia por COVID-19 en menores de edad”.
Y aunque es cierto que ese grupo de edad no concentra la mayoría de casos y fallecimientos COVID, como lo señaló en una conferencia el subsecretario Hugo López-Gatell, también lo es que desde el inicio de la epidemia al menos 60 mil menores se contagiaron de coronavirus en el país, el ritmo de nuevos casos confirmados aumentó en las últimas semanas -en medio de la llamada “tercera ola” donde predomina la variante delta-, y han fallecido al menos 613 menores por esta enfermedad en México, de acuerdo con el conteo del sistema SIPINNA, de la Secretaría de Gobernación.
Respecto a las cifras anteriores, incluso falta considerar que, de acuerdo con el análisis del portal de datos Serendipia, en el registro de la SIPINNA no se contabilizan los casos de “asociación clínica y por comité de dictaminación”, y solo se suman los confirmados con prueba de laboratorio, por lo que habría un subregistro y la cifra real sería de hasta más de 140 mil casos de menores con COVID durante la pandemia.
Es decir, de acuerdo con los datos y los dichos de especialistas consultados, decir que “no existe evidencia de epidemia por COVID-19 en menores” es falso, porque sí hay casos en niños y hasta muertes. Se buscó a presidencia para saber si tenían algún comentario respecto a esta verificación, pero hasta su publicación no habían respondido.
“Yo podría decir que es un poco imprecisa la forma en la que manejan el término epidemia. Estamos en una pandemia y la pandemia es en toda la población mundial, y afecta a todos los seres humanos, no solamente en un grupo de edad”, señala la epidemióloga y académica de la UNAM, Guadalupe Soto.
A decir de la especialista es inadecuado hablar de que hay una epidemia en un grupo específico de edad y en otros no, pues aunque hay grupos etarios más vulnerables que otros, las epidemias se dan en toda la población.
Si bien el regreso a clases presenciales es algo deseable, según las y los expertos, debe hacerse con las medidas de prevención adecuadas, y sin omitir o maquillar los posibles riesgos.
A nivel internacional, reportes como este del diario The New York Times indicaron que, con el aumento de contagios asociados a la variante delta, del 31 de julio al 6 de agosto 216 niños con COVID fueron hospitalizados diariamente en Estados Unidos, en promedio, “casi igualando las 217 admisiones diarias durante el pico de la pandemia a principios de enero”.
Aunque aún no hay evidencia científica de que la variante delta cause más daño a la salud de los niños, señala dicho artículo, sí hay preocupación entre los médicos, con el grupo poblacional menores de 12 que aún no ha sido vacunado.
“Las cifras en comparación con los ancianos son menores, pero esa es una comparación falsa. Estos niños se están enfermando. Realmente tenemos que asegurarnos de protegerlos”, dijo al respecto el 8 de agosto Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.
Que sean menos casos no significa que sean cero, insistió, y COVID sí representa un problema para los niños.
El epidemiólogo y académico de Salud Pública de la UNAM, Malaquías López Cervantes, comenta que “una epidemia es un número extraordinario de algo”, y si hace dos años no existía la amenaza de COVID para los niños, ahora hay registrados cientos de casos en México, por lo que “sí hay una epidemia”.
Uno de los factores que se deben tomar en cuenta, insistió, es la comparación de cifras entre periodos.
En México, el 12 de abril de 2020 solo 84 niños habían sido casos confirmados, pero para el 8 de agosto de 2021 ya se tenían por lo menos 60 mil 928 contagios en menores, según los números de la SIPINNA.
En un reporte de la propia Secretaría de Salud, con fecha de marzo de 2021, se indicó que en el caso de los niños las manifestaciones clínicas más frecuentes por COVID son: fiebre 51%, tos 41%, dolor de garganta 16%, taquicardia 12%, rinorrea 14%, congestión nasal 17%, taquipnea 9%, diarrea 8%, vómitos 7%, mialgia o fatiga 12%, hipoxemia 3% y dolor torácico 3%.
Entre los casos de menores de 18 años, según su análisis y estudios citados, un 20% de los casos eran asintómaticos, severos 7% y críticos un 5%.
La mortalidad tan baja en comparación con los adultos, estableció su estudio, sería porque los “niños tienen menos probabilidades de tener enfermedades subyacentes como diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares”, y además contar con una mejor respuesta de su sistema inmune, sin que eso descarte posibles complicaciones y contagios.
“Algunos estudios han demostrado que la infección por SARS‐CoV‐2 afecta a adultos y niños de manera diferente, aún faltan datos sobre las características de los niños con COVID‐19”, se enfatizó en el análisis epidemiológico.
“El porcentaje de niños asintomáticos con COVID-19 fue del 20% y merece una atención completa para controlar la pandemia en curso”.
Los datos de SIPINNA sobre muertes de menores por COVID
López Cervantes explica además, en promedio, 30 de cada 10 mil niños que enferman de COVID-19 a la postre presentan el síndrome inflamatorio multisistémico, que significa que dos o más de sus órganos tienen una inflamación aguda, que debe ser atendida en un hospital y que incluso podría causar la muerte.
“Para fines estadísticos puede decirse poco, pero para fines prácticos, son 30 familias afectadas”, dice el médico.
De acuerdo con las cifras reportadas por la Secretaría de Salud, entre enero y marzo de 2021, 145 menores fueron ingresados a un hospital debido al síndrome.
El médico agrega que los niños también pueden experimentar dolor pulmonar, falta de oxígeno y cansancio crónico por el que requieran hospitalización. Por ejemplo, este viernes, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México reportó en la capital 17 niños hospitalizados por la enfermedad.
El gráfico que mostró Hugo López-Gatell, mostrando que hay menos incidencia de COVID y muertes en menores que en otros grupos de edad, aunque sí hay casos
La doctora Guadalupe Soto insiste en que “se está sacando de contexto esta noción de que los menores no tienen riesgo, sí existe, el riesgo si es menor pero dependencias internacionales han reconocido que si bien no es un grupo de alto riesgo, hay consecuencias”.
La epidemióloga destaca que hay que reconocer que en nuestro país hay algunas condiciones, como la obesidad infantil, que favorecen una mayor mortalidad en comparación con otros países.
“Si bien no son la mayoría, sus muertes son importantes, y esto no va a cambiar a pesar de la vacunación en adultos, por lo que el regreso a clases debe darse de manera progresiva y con todas las medidas de seguridad disponible, lo que incluye la vacunación”, señala.
Preservar su derecho a la salud y a la educación
Si hay personas que consideran que 60 mil casos en menores no son muchos, señala López Cervantes, están incurriendo en la falla de descalificar una problemática real de salud en los menores.
“Que una epidemia no sea tan dramática, no significa que no exista”, menciona.
Sobre esto Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, agrega que en general “durante estos 18 meses de confinamiento la noción que ha tenido el Estado mexicano y los estados del mundo, ha sido una posición absolutamente adultocéntrica”.
Ambos especialistas sostienen que lo importante es que los menores se desarrollen en espacios seguros, donde las medidas de reducción de riesgos se cumplan.
“No hay ningún protocolo de información dirigido a niñas y niños en América Latina. Todo es un tema entre adultos. Se cerraron las escuelas y fue un debate entre adultos, y sin niños y niñas”, apunta Juan Martín, quien está a favor del regreso a clases, pero con las medidas de prevención adecuadas.
“Centrar con esto del derecho de los niñas, niños y adolescentes al derecho a la salud y la educación, son derechos complementarios, interdependientes y que el Estado debe garantizar. No podemos seguir teniendo a los niños encerrados, entre más pronto podamos vacunarlos, entre más pronto podamos mejorar la infraestructura hay que hacerlo”, refiere el defensor de la infancia.
En abril pasado, como un antecedente de lo que puede ocurrir en sitios con menores, la propia Salud federal reconoció que había registrado 71 brotes de COVID en guarderías, donde “se registraron 102 casos sospechosos y 32 casos confirmados de COVID-19” en menores de 4 años.
El pasado 12 de agosto el gobierno federal presentó el protocolo para el regreso a clases el 30 de agosto. Las autoridades educativas refirieron que se aplicará un Protocolo Sanitario, que incluye 10 puntos, para garantizar que el regreso sea “responsable, coordinado y cauto”.
Entre las medidas, está el “avisar inmediatamente, la presencia o sospecha de casos de COVID en la escuela”, ante posibles brotes.
En la conferencia mañanera de este viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en la necesidad del regreso a clases, incluso por una situación social, aunque minimizó reportes de prensa como el del diario El Universal, sobre el aumento de los casos de niños.
“Necesitamos que los niños no estén encerrados, que no estén sujetos sólo al Nintendo. Están siendo afectados la mayoría de los niños, de los adolescentes, por esta situación”, refirió.
“Vamos a estar pendientes de que no se contagien los niños, de que, si hay un contagio, se le atienda rápido, que se proteja a los demás, que se les haga pruebas, cuidarlos.
Y tenemos pues que correr ciertos riesgos, como todo en la vida. Imagínense si no salimos porque nos puede pasar algo pues nos vamos a quedar todo el tiempo ahí, encerrados. No, tenemos que enfrentar las adversidades”.
En una tarjeta informativa, la Secretaría de Gobernación (Segob) señaló que, por la pandemia, 3 millones de niños no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-2021, y de marzo a junio de 2021 se registraron máximos históricos de casos de violencia familiar.
“Las escuelas son espacios de formación, pero también de convivencia que permiten prevenir y detectar otros tipos de violencias”, refirió Segob.