Una historia de ardura lucha y triunfos; María Isabel, deportista tulense ganadora de medallas de oro en los Juegos Sordolímpicos de Turquía, Francia y Brasil

Una historia de ardura lucha y triunfos; María Isabel, deportista tulense ganadora de medallas de oro en los Juegos Sordolímpicos de Turquía, Francia y Brasil

* Logró vencer el bullying y el rechazo social por ser una persona con discapacidad del oído y se sobrepuso a todos los obstáculos creyendo siempre que «la única persona que te va a motivar eres tú mismo y nadie lo va a hacer por ti

Por Gabriela Tovar González

Una vida de esfuerzo, de lucha cotidiana y en la mente siempre el objetivo de triunfar a pesar de todos los obstáculos,  han sido las claves para que la deportista tulense en la disciplina de judo, María Isabel Huitrón Angeles, haya logrado hasta ahora tres medallas de oro en los juegos Sordolimpicos de Pakistan, Francia y Brasil.

      María Isabel es una campeona en todos los sentidos, pues a nivel nacional también fue ganadora del Premio Nacional del Deporte 2017, reconocimiento que le entregó el ex presidente Enrique Peña Nieto, y fue galardonada en el Salón de la Fama en 2020.

      Pero además, también ha competido en campeonatos de judo convencional como en Barranquillas, Colombia, donde quedó en quinto lugar y en el Circuito Panamericano, donde logró el tercer lugar.

       Toda una serie de logros que se dicen fácil, pero que para María Isabel representan también inmensos triunfos personales, pues nació con 50 por ciento menos de capacidad auditiva que una persona normal, por lo que de niña fue víctima de un constante bullying por parte de sus compañeros y hasta maestros en la escuela.

     La joven tulense recibió un reconocimiento del gobierno municipal, a través del Director del Deporte, donde estuvo acompañada de familiares y amigos, y ahí narró cómo llegó a ser una deportista de éxito, a pesar de todos los obstáculos que tuvo que enfrentar.

      Recuerda que cuando tenía 4 años e iba en el kínder su maestra se dio cuenta de que no escuchaba bien y por ello sus padres la llevaron a un médico y le diagnosticaron que debía utilizar aparatos auditivos, los cuales en aquel entonces eran carísimos y para ello su padre tuvo que trabajar arduamente para poder comprarlos.

«EL BULLYING FUE UN INFIERNO»

     «Sin embargo, recuerda, cuando me pusieron los aparatos fue como un infierno para mí, porque los aparatos eran muy grandes en aquel entonces y se notaban mucho, y cuando entré a la primaria el bullying aumentó mucho más y mis compañeros se burlaban mucho de mí.

      «Nadie me conocía por mi nombre y sólo me llamaban la sorda, por lo que siempre siempre salía llorando de la escuela. Yo lo que quería era ir a abrazar a mi mamá porque era como mi salvación, ahí era donde yo me sentía bien».

      María Isabel, ahora una joven de 26 años, de complexión delgada y carismática, recuerda que en aquel entonces su madre, al verla sufrir tanto, le dijo que si ya no quería ir a la escuela, pues que mejor ya no fuera, porque sólo la hacían llorar.

       Fue ahí cuando su carácter de perseverancia comenzó a aflorar y le dijo a su mamá que tenía que seguir estudiando. «Yo tengo que ser alguien en la vida, no sé qué, pero tengo que ser alguien y no me voy a rendir. Lo voy a hacer y pase lo que pase, tengo que lograr mi objetivo».

      Incluso, un día le dijo a su papá cuando estaban viendo los juegos olímpicos que algún día ella estaría ahí. «Yo me veo en ese lugar», le indicó y él la apoyó y con firmeza la dijo: «Sí. Lo vas a hacer».

      Para ella, la vida era difícil y le molestaba tanto que le dijeran «la sorda» que un día su padre le recomendó que no les contestara hasta que la llamaran por su nombre y así logró que la llamaran por fin, María Isabel.

LOS INICIOS EN EL DEPORTE

      A los 9 años, sus padres le recomendaron hacer algún deporte de defensa para que pudiera enfrentar algún ataque y fue cuando invitaron a su hermana mayor a practicar judo y ella la acompañó. Ahí comenzó su historia de éxito.

       «Empecé a practicar y me gustó tanto, porque en el entrenamiento era otro mundo.  Había respeto, valores, y el entrenador me defendía y les decía, aquí todos somos normales y mis compañeros me apoyaban. Por eso me gustó tanto».

      María Isabel siguió practicando el judo y a los 18 años, un día, con gran seguridad les dijo a sus padres que debían disfrutarla ese año, porque se iba a ir, lo cual ellos no lo creyeron.

      Sin embargo, el siguiente 6 de enero le llamaron por teléfono a su papá y le dijeron que ella  ya era parte Selección Nacional de judo femenil y tenía que irse ya, por lo que se trasladó a la Ciudad de México y comenzó un entrenamiento mucho más exigente y también tuvo que cuidar su dieta alimenticia.

     «Era muy complicado, recuerda, y a los 3 días le marque a mi mamá y le dije que la extrañaba, que viniera por mí, pero ella me contestó de manera tajante: No voy a ir por ti y te vas a dedicar al 100 por ciento a ese deporte».

LÁGRIMAS AL OBSERVAR SUS MEDALLAS DE ORO

       Otro reto que enfrentó para competir a nivel internacional fue que tenía que tener un patrocinador y documentos que la avalaran y para ello acudió al encargado del deporte en Hidalgo pero la rechazó diciéndole que «cómo iban a apoyar a una sorda».

        Sin embargo, este nuevo golpe no la detuvo y metió más solicitudes hasta que la apoyaron en Guanajuato, por lo que ahora vive en Celaya y compite como seleccionada de Guanajuato.

      «Ya en la Ciudad de México entrenaba todos los días y sólo descansaba el domingo. Muchos dicen: yo perdí fiestas, convivios… pero yo creo que salí ganando, porque cuando mi entrenadora cubana me dijo que podría ir a los juegos Sordolimpicos, fue todo un logro para mí».

     Después llamaron a María Isabel para ir a los juegos Sordolimpicos de 2017 en Turquia y con orgullo observa entre sus manos su medalla de oro, pero al verla su voz se quiebra y emergen de sus ojos algunas lágrimas porque señala que no ha sido fácil y que cada medalla tiene una historia por contar.

      «Sé qué no lo hice sola, fue un logro también de mi equipo y gracias por tenerme paciencia. No es fácil hacer bien la técnica, correr todos los días, tienes que entrenar y te desesperas cuando tienes lesiones».

      Destaca que estos logros también son de su familia porque creyeron en ella y la vieron llorar por tanto rechazo que ha recibido en la vida y a ellos les dolía verla sufrir. Además, su padre tenía que trabajar día y noche para darle lo necesario y que acudiera a competir.

«PERDONO DE CORAZÓN A TODOS LOS QUE ME AGREDIERON»

       En ese momento hace una pausa y afirma: «Hoy yo puede decirle de corazón a Tula que los perdono por todo el daño que me han hecho, porque además, gracias a ustedes logre este objetivo y tengo este coraje de cumplir mis objetivos».

      Muestra también otra medalla de Sordolimpicos de Francia, la cual ganó con gran dificultad en su entrenamiento porque eran tiempos de pandemia y tuvo que arreglárselas para entrenar en el patio de su casa.

      Siguió la última medalla, la más reciente que obtuvo apenas el 3 de mayo pasado en Brasil.

       María Isabel afirma que entre sus objetivos futuros se encuentran ir a los próximos juegos Sordolímpicos y clasificar para los juegos panamericanos y los juegos olímpicos.

       Finalmente ofrece un mensaje para todos aquellos que quieren lograr el éxito a pesar de los obstáculos que se presentan: «La única persona que te va a motivar eres tú mismo y nadie lo va a hacer por ti, nadie, ni tu familia o amigos, todo depende de ti y hasta dónde quieres llegar. Siempre busca la fórmula para lograr tu objetivo».

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