La severa división que está creando AMLO entre los mexicanos
Complicada situación vive México ante la división que existe entre los habitantes, donde tal parece que se han integrado dos bandos: los que están a favor del presidente Andrés Manuel López Obrador, y los que están en contra y lo rechazan al 100 por ciento.
Esta es una realidad que jamás se había vivido en este país, donde generalmente los presidentes de la república tenían gente en contra, pero lo manifestaban de manera poco notoria y sólo entre comentarios entre ellos o también en las redes sociales, pero podríamos decir que los mandatarios los «sobrellevaban» y no pasaban a más.
Sin embargo, desde que entró al gobierno López Obrador, sus comentarios han sido cada vez de más ataques contra determinados sectores de la población, principalmente de la clase media a media alta, empresarios y profesionistas.
Pareciera como si AMLO entró sólo para gobernar a las clases populares y a todos sus simpatizantes.
Es realmente increíble ver cómo lanza descalificaciones contra el sector que tiene una mayor preparación económica, llamándolos «conservadores», término que por cierto, se utilizó hace muchísimos años cuando surgió la Revolución Mexicana, pero que AMLO lo «desempolvó» y para él esta palabra integra a todos aquellos que no van de acuerdo con sus políticas.
Y los adjetivos son muchos: fifís, chairos, aspiracionistas, lambiscones, corruptazos, rateros, hipócritas, sin autoridad moral, deshonestos, cretinos, ladinos, intelectuales orgánicos, racistas, sabiondos, déspotas……..etc., etc., etc.
Es grande el número de palabras que tiene el mandatario de México para referirse a todos aquellos que están en contra de sus políticas y tal pareciera que no gobierna para todos, como lo mandata la propia Constitución Política del país.
El problema es que todo este vocabulario ha calado fuerte entre los agredidos y ya provocó una seria división en el país.
Sabemos que las opiniones y pensamientos nunca serán los mismos y que quienes se dedican a la política deben asumirlo en los cargos que ostentan, pero con López Obrador esto no ha ocurrido y por eso se piensa que su objetivo es ser un dictador, es decir, que quiere que se haga sólo lo que él dice.
Todavía le faltan dos años de gobierno y el ambiente ya es bastante ríspido, ya sea por la reforma electoral, la reforma eléctrica, sus ambiciosos proyectos de la refinería Dos Bocas, el aeropuerto Felipe Angeles, el Tren Maya y hasta por la muy adelantada carrera por la presidencia del país y sus «corcholatas», por cierto, un término un tanto despectivo para quienes quieren la candidatura de Morena.
Por todo ello nos preguntamos ¿hacia dónde va nuestro país? ¿hasta qué grado llegará la división entre los mexicanos y qué consecuencias tendrá todo esto?
Lo mejor sería que AMLO se diera cuenta de que así no se gobierna a más de 100 millones de mexicanos, pero ya vemos que es testarudo y necio, y que muy difícilmente cambiará.