Rusia alerta del posible despliegue de armas nucleares en Finlandia y Suecia por parte de la OTAN
El Gobierno ruso aseguró que ve esto como una posibilidad, una vez que ambos países ingresen eventualmente en la Alianza Atlántica
Rusia alertó hoy sobre el posible despliegue por parte de la OTAN de armas nucleares en Finlandia y Suecia, una vez ambos países ingresen eventual y formalmente en la Alianza Atlántica.
«Surgen muchas preguntas sobre la renuncia de esos países al estatus nuclear«, comentó a la prensa Alexandr Grushkó, viceministro de Exteriores ruso. Subrayó que la ampliación aliada también suscita dudas sobre «las garantías nucleares negativas» para ambos países escandinavos, que esperan ingresar en el bloque occidental en la cumbre aliada de junio en Madrid.
«Basta con mirar al mapa para entender qué importancia tiene la ampliación aliada para los intereses de seguridad de la Federación Rusa», destacó el viceministro.
Si se despliegan armas nucleares, Rusia reaccionará con «medidas de prevención»
Admitió que, por el momento, la Alianza Atlántica no ha modificado su política nuclear, pero su secretario general, Jens Stoltenberg, sí ha afirmado que «las armas nucleares pueden ser emplazadas más cerca de la frontera de Rusia y los dirigentes polacos aseguraron que están dispuestos a recibirlas».
«Si esas declaraciones se confirman en la práctica, por supuesto, habrá que reaccionar con la adopción de medidas de prevención que garanticen una disuasión segura«, advirtió el diplomático. Moscú reaccionaría no sólo al despliegue de armamento nuclear estadounidense, sino también a la creación de la infraestructura necesaria para su empleo.
«El ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN es un cambio estratégico. Este cambio no puede quedarse sin una reacción política y también sin un detenido análisis sobre las consecuencias de la nueva configuración de fuerzas que pueden formarse como resultado de la nueva ampliación de la Alianza«, señaló.
No hay «intenciones hostiles» por parte de Rusia contra Finlandia y Suecia
Eso sí, insistió en que se analizarán «todos los factores» que influyan en la seguridad en la región y matizó que las correspondientes decisiones no serán precipitadas. Pese a la actual intervención militar rusa en Ucrania, consideró «imposible» sospechar de intenciones hostiles por parte de Rusia contra Finlandia y Suecia, acusaciones que relacionó con los intentos de «demonizar» Rusia desde el punto de vista político y militar.
«Nos podemos imaginar cómo se desarrollarán los acontecimientos. Cuando se formalice el ingreso, los países de la OTAN anunciarán inmediatamente que el flanco norte es muy vulnerable, que la frontera con Rusia aumentó en mil 300 kilómetros y que hay que defender esa frontera, hay que desplegar allí un contingente adicional», precisó.
Además, se mostró convencido de que la adhesión finlandesa no fortalecerá ni la seguridad militar de la OTAN ni la del país vecino, que mantuvo siempre una relación privilegiada con el Kremlin desde tiempos soviéticos.
«Es muy evidente para cualquier persona con sentido común que el resultado será totalmente el contrario, la seguridad militar de Finlandia se debilitará considerablemente», señaló.
Rusia no descarta una «militarización» del Ártico
Tampoco descartó una «militarización» del Ártico -Noruega es miembro de la OTAN desde su fundación en 1949-, cuando Moscú defiende que el componente militar en esa región debe ser «mínimo».
Nada más anunciar Helsinki sus planes de ingresar de manera inminente en la OTAN, Moscú advirtió que adoptará medidas «técnico-militares», ya que dicha decisión amenaza la seguridad de Europa al abrir un nuevo flanco aliado en el norte del continente.
Moscú adelantó el viernes que a partir de hoy cortará el suministro de electricidad al país vecino supuestamente por problemas de impago. El ingreso finlandés duplicaría la frontera de la Federación rusa con la Alianza Atlántica, ya que Rusia comparte mil 300 kilómetros de frontera con el país escandinavo.
Rusia tiene ahora frontera con los siguientes miembros del bloque occidental: Polonia, Noruega, Estonia, Letonia y Lituania, además de 49 kilómetros de frontera marítima con Estados Unidos.