Disparo, a una década

Disparo, a una década

A una década de aquel disparo en la cabeza que recibió por parte del narcotraficante José Jorge Balderas, El JJ (aún preso), en el Bar Bar en la CDMX, Salvador Cabañas vive los efectos del atentado, ya que está ausente de su relación con Cafetaleros, como auxiliar técnico, arreglando un asunto legal en Paraguay.

La madrugada del 25 de enero de 2010, el futbol despertó con la noticia de que a Chava, en ese entonces el extranjero más rentable del América, le dispararon con una bala calibre 25. Las primeras impresiones apuntaron a su deceso por la zona del impacto. Sin embargo, tras 35 días, salió del hospital para iniciar neurorehabilitación.

El siniestro cambió drásticamente su vida: se fue el talento, los amigos desaparecieron, cayó en la quiebra, e incluso su esposa María Lorgia se apartó del camino, y contra ella hoy sostiene una disputa legal.

Por tal situación, el exjugador está en su país ante la posibilidad de ganar el litigio, y en Chiapas, su primera casa, están a la expectativa de su regreso.

Una de las virtudes de Cabañas, y por la cual recibió reconocimiento, fue por echarse al hombro a un equipo americanista que se encontraba en crisis deportiva, durante la presidencia de Michel Bauer. Salvador era, junto a Guillermo Ochoa, el sustento del plantel.

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