CONSECUENCIAS DEL COVID-19: MUERTOS POR ENFERMEDAD Y POR HAMBRE

EDITORIAL

 CONSECUENCIAS DEL COVID-19: MUERTOS POR ENFERMEDAD Y POR HAMBRE
 

Lamentable y triste situación estamos viviendo por las repercusiones del «Quédate en Casa» que provocó el COVID-19. El resultado es ya el hambre que están viviendo muchas personas que vivían al día hasta antes de la pandemia y que ahora, a dos meses de confinamiento, sale a la luz la terrible desesperación porque no tienen con qué comprar lo indispensable para vivir.

Hombres, mujeres y niños son también «las otras víctimas» de la pandemia, porque, al parecer, los gobiernos federal, estatal y municipal, muy poco han pensado en las consecuencias que traería la falta de trabajo y hasta en los muertos que también puede generar la falta de comida en la población.

 Es tétrico, pero real, pensar que en esta pandemia habrá dos sectores que serán las víctimas mortales: los enfermos de coronavirus y los que mueran por falta de alimentos. Así se dura será la realidad.

Mucho se habla de los enfermos en los hospitales, la falta de equipamiento para los médicos y enfermeras, los pacientes que no encuentran un hospital donde los curen, etc., etc., etc., sin embargo, hasta ahora poco se ha hablado de acciones contundentes que mitiguen el hambre de la gente que perdió su trabajo al iniciar el confinamiento en las viviendas.

Aquí en Tula, los afectados ya empezaron a salir a las calles a exigir, con justa razón, que los apoyen porque ya no tienen nada de dinero para comprar lo más mínimo de alimentos. Son los ambulantes que viven de sus pequeñas ventas en la calle, en la zona arqueológica y en tantos otros lugares.

Hasta ahora muchos han logrado sobrevivir, quizás con el apoyo de los parientes o hasta vendiendo cubrebocas, pero ¿y después? Recordemos que el confinamiento tardará todavía varios meses.

Se ha informado que en Hidalgo el pico de la pandemia será en junio, pero esto no significa nada, porque según las autoridades, los sectores de la economía se irán abriendo poco a poco, y serán primero los esenciales, ¿pero entonces qué pasará con los más pobres? ¿Hasta cuándo podrán salir a vender sus pequeños artículos con los que sostienen sus vidas?

Y también todos aquellos que fueron despedidos de sus trabajos, seguramente ya se les están acabando sus pequeños ahorros, o incluso, la ayuda que han recibido de sus familiares, ¿y luego quién les ofrecerá trabajo, si apenas habrá algunos negocios que logren sobrevivir?

El panorama es realmente desolador, y no es que seamos negativos, es que es la realidad.

Por todo ello, es urgente, urgente, que los gobiernos comiencen a analizar qué apoyo le pueden brindar a la gente, cómo conseguir alimentos, despensas o cualquier ayuda que puedan brindarles, pero que sea en cantidades necesarias, amplias, para cubrir a la gran cantidad de personas afectadas (y que son realmente muchísimas).

Creemos que es momento de que los mandatarios, sean presidentes municipales, gobernadores o el Presidente Andrés Manuel López Obrador, reasignen los presupuestos que tienen a diversos programas y los destinen a cubrir las necesidades de la población. Urge que sean más sensibles y vean por el pueblo que está sufriendo.

Es increíble que tengamos un presidente del país que no ve ni oye lo que está ocurriendo con la gente y que siga con su necia idea de construir su famosa refinería de Dos Bocas en Tabasco y su tan sonado Tren Maya, que en estos momentos sirven para nada.

Lo que tienen que hacer los gobernantes es escuchar el clamor de los ciudadanos y brindarles respuestas ya.

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