Jovencito de 18 años es un sobreviviente; sufrió quemaduras en el 90% del cuerpo y hoy retoma su vida y actividades

Jovencito de 18 años es un sobreviviente; sufrió quemaduras en el 90% del cuerpo y hoy retoma su vida y actividades

* Se dedica a la mecánica, a la pintura y sigue yendo a tratamientos en EU, al hospital de Galvestón, Texas

*  El uso de una máscara ya no le afecta

 Luego de poco menos de tres años, Alan Josette Hernández Reyes, uno de los dos sobrevivientes de la explosión del ducto de Pemex el 18 de Enero de 2019 “en Tlahuelilpan”, ha conseguido salir de la grave depresión que lo aquejaba tras sufrir quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo y convertirse en un emprendedor, con un pequeño negocio de compra, restauración y venta de motocicletas y autos.

     El joven, quien todavía radica en Teltipán, Tlaxcoapan, platicó que hasta hace pocos meses no quería salir de su vivienda, ni platicar con nadie, pero ahora gracias a las terapias psicológicas a las que ha ido desde hace cinco meses, ha empezado a integrarse nuevamente a la sociedad, y emprendido un negocio que se convertirá en uno de sus métodos para obtener ingresos de hoy en adelante.

     En entrevista, contó que se siente orgulloso de sí mismo por lo que ha logrado hasta ahora, a tres años de la deflagración, pero mencionó que no se quedará en ser comerciante toda su vida, no porque sea malo, sino porque tiene el sueño de convertirse en ingeniero mecánico, por lo que, a corto plazo, planea retomar el bachillerato con el que se quedó y después cursar la universidad.

MECÁNICA Y PINTURA

     Reiteró que, por ahora, que no ha retornado al estudio, ha encontrado su pasión en comprar, reparar y vender motocicletas y vehículos, y que en eso ha encontrado un pasatiempo y en qué mantener ocupada su mente, pues a cada unidad restaurada le pone su sello personal… le gusta la mecánica.

      Otra de las actividades con las que se distrae y que le gustan bastante, confío, es la pintura, por lo que junto con otros adolescentes de su, su mamá y su hermana, pintó un mural en una pared cercana a su domicilio, de al menos 12 metros de longitud donde plasmó a un guerrero Águila, un árbol y flores.

     Señaló que los logros que ha tenido hasta ahora se los debe a su familia, que lo ha impulsado a continuar, a pesar de las circunstancias, y afirmó que, mientras exista voluntad y ganas de salir adelante se puede conseguir, aunque las adversidades de la vida se antepongan a los objetivos de cada persona.

     Sostuvo que él ha podido seguir con su vida a pesar de las secuelas que le dejaron las quemaduras, pero que ha elegido confiar en Dios y tratar de honrar la memoria de los que se fueron por el estallido, entre ellos, su primo, quien en ese entonces tenía, como él tan sólo 15 años.

     Recordó que el fatídico día, un amigo pasó a su casa por ellos, y que el deseo de andar en la bola y la curiosidad fueron lo que los impulsó a acudir a la zona cero, de donde no sabían que uno de ellos no regresaría.

“FUE CURIOSIDAD DE ESTAR EN EL DESORDEN”

     Lamentó que les haya ganado la curiosidad, y el deseo de ir al desorden, porque no tenían ninguna necesidad: “nosotros no teníamos autos ni moto, sólo fuimos por la cosquilla de andar en la bola, no éramos ni somos huachicoleros”.

     Hernández Reyes expuso que pronto desea quitarse la máscara de rehabilitación que lo ha acompañado desde días después de la explosión, y aseveró que espera que con otras cirugías en el hospital Shinners de Galvestón, Texas. Pidió ayuda al gobierno del estado para que le otorguen la Visa que necesita para viajar hacia Estados Unidos a realizarse las operaciones que aún necesita.

      Finalmente externó que pide ayuda no sólo para él, sino también para las personas que sufrieron pérdidas, puesto que niños quedaron sin padres, hay madres solteras, estudiantes y adultos mayores que dependían de alguna persona de las que murieron, y de las que se han olvidado las autoridades.

      Alan Hernández Reyes, de 18 años, es uno de los dos sobrevivientes, de la explosión en el ducto de Pemex Tuxpan – Tula del 18 de enero de 2019 (18E), el cual dejó un saldo oficial de 137 fallecidos.

SECUELAS DE HERIDAS

     A tres años de haber sufrido quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo, Alan Hernández Reyes, sobreviviente del 18 de enero aún sufre secuelas de las heridas, a diario tiene que usar una máscara con traje para no verse afectado por los rayos del sol, aunque ya puede salir de casa para hacer actividades de la vida diaria.

     El joven, dijo que en su particular caso necesita una Visa por diez años para poder ir a realizarse las cirugías que le faltan al hospital Shinners, de Galvestón, Texas, pues hasta ahora ha perdido más de cinco, lo que ha retrasado su rehabilitación.

     A falta de apoyo de las autoridades, la fundación Michou y Mau IAP, se ha hecho cargo de los gastos derivados de las operaciones que se le han practicado desde hace tres años al joven, originario de la comunidad de Teltipán, Tlaxcoapan.

     La madre de Alan, Rosalina Reyes Torres, dijo en entrevista que, parte de las ganancias del negocio de su hijo también son utilizadas para gastos de viáticos cada vez que viaja a la Unión Americana, tanto para alimentación, como para poderse quedar a pernoctar en el hospital, puesto que les cobran 200 dólares para poder hacerlo.

      El adolescente lamentó que a tres años del 18E, las autoridades ya se hayan olvidado del tema y hayan quitado la mayor parte de apoyos a los afectados, “quizá piensan que ya pasó, que es un asunto olvidado, pero nosotros tenemos que vivir con las secuelas día con día”.

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