“Los Tulenses deben alzar la voz para evitar que lleguen más aguas negras a Tula”
En conferencia de prensa, integrantes de la Red de Consciencia Ambiental Queremos Vivir, llamaron al grueso de la población tulense, a levantar ya la voz para no permitir que el gobierno federal, el de la Ciudad y el Estado de México sigan enviando por más tiempo sus aguas negras a través del río Tula.
Norma Reyes Castillo, integrante de la agrupación dijo que han sido ya bastantes años los que el Valle de México ha enviado sus desechos a la ciudad, abonando con ello, a que haya mayor contaminación.
Bajo ese orden de ideas señaló que tanto es así, que, en 2005, la ONU nombró a Tula como la zona más contaminada del mundo, en 2018, la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) declaró a la región en emergencia sanitaria y finalmente un año más tarde lo hizo la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Pese a ello, reprochó, aún no se hace nada para remediar el infierno ambiental que se vive, y por el contrario, quieren seguir mandando más porquería a través del río, con su revestimiento, para que entonces continúe en operaciones el Túnel Emisor Oriente, causante de las inundaciones del pasado septiembre.
Otra integrante del colectivo, Luz María Oviedo de Arroyo, dijo que no se puede permitir el encementado del río, puesto que implicaría el sacrificio de al menos 9 mil árboles con cientos de años de vida, y se estaría acabando con el único pulmón que le queda a Tula, llamó a la resistencia civil para no permitir que se extingan los árboles del río Tula.
En este sentido, Saúl Basurto, presidente de la organización, dijo que no se debe permitir el encementado del río por el dicho de las autoridades acerca de que se evitarían las inundaciones en Tula: “lo único que pasaría es que se trasladaría el problema a los municipios más bajos que esta ciudad”.
Asimismo, rechazó el proyecto, porque “durante los dos meses de la temporada de lluvia librarían a la Ciudad de los Atlantes de anegaciones severas, pero el resto del año, convertirían a Tula en un infierno ambiental, donde se respiraría el gas metano derivado del estancamiento de las aguas residuales”.