¿Río Tula?

¿Río Tula?

¡El río Tula desapareció! y no se trata de un acto de magia ejecutado por el ilusionista norteamericano David Copperfield, que desapareció la Estatua de la libertad en Liberty Island, New York en 1983, sino por obra de la CONAGUA.

A raíz de la inundación ocurrida en Tula, en septiembre de 2021 como consecuencia del desbordamiento de los dos ríos que la circundan, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) diseñó un Plan Hídrico con el fin de prevenir futuras inundaciones en temporada de lluvias.

Dicho plan consistió en la ampliación y revestimiento del rio Tula a base de acero y concreto, así como de talar los árboles que crecían a la orilla del afluente. Los trabajos iniciaron en 2022 y concluyeron oficialmente en julio de 2024.

A punto de terminar su mandato el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hizo una gira de trabajo en Tula al lado de la virtual presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con el fin de supervisar los avances a la obra del rio Tula.

Durante el acto protocolario que se efectuó el 12 de julio muy cerca del Puente Metlac, el titular de CONAGUA en Hidalgo José Ángel Félix Sánchez informó un avance del 99% a la obra con una inversión total de mil 160 millones de pesos. No obstante, ese 1% no concluido provocó que ante las constantes lluvias y el aumento del caudal en el rio se formara un socavón muy cerca del puente Zaragoza en la margen izquierda del rio que afectó por lo menos 5 viviendas y el patio de una escuela particular.

O sea que la empresa constructora encargada de ejecutar los trabajos de rectificación y revestimiento del rio Tula tardó más de dos años en dejar a medias su trabajo. Actualmente de los 3.8 kilómetros edificados hay un tramo de más de 50 metros que no tiene barda de concreto y acero, porque los ingenieros decidieron que era mejor construir unos espigones para amortiguar la fuerza de la corriente.

Como el agua se filtra a través de las columnas la humedad hizo su trabajo y como lo informó el titular de CONAGUA en una conferencia de prensa “la corriente del agua provocó el desprendimiento de varias casas, afectando su estabilidad”.  Anteriormente los árboles que crecían a la orilla del rio servían de barrera natural y protegían las construcciones aledañas, pero la CONAGUA incluyó en su Plan Hídrico demoler alrededor de 230 árboles entre ahuehuetes, sauces y vegetación arbustiva que impedían el arrastre del suelo al incrementar el caudal. 

UN CAMBIO RADICAL

La tala de árboles y vegetación hizo que el panorama cambiara totalmente. Ahora en lugar de un rio solo se aprecia un gran canal de aguas negras. Además de ser una barrera natural la vegetación era el pulmón de la ciudad. La construcción del canal de aguas negras en Tula implico un ecocidio a la naturaleza que difícilmente va a recuperarse aunque se tengan planes de reforestación. Nada volverá a ser igual porque se perdieron decenas de legendarios ahuehuetes que allí vivían.

¿Qué sigue? Sera suficiente apuntalar las edificaciones establecidas a la orilla del rio. ¿O regresarán los ingenieros a terminar su trabajo inconcluso después que concluya la temporada de lluvias? ¿La CONAGUA se apegó estrictamente a las recomendaciones establecidas en el Atlas de Riesgo para la Ciudad? Y “después de ahogado el niño hay que tapar el pozo” ¿no?.

Por información periodística publicada entre 2022 a 2024 no existe un Atlas de Riesgo actualizado para Tula ante el peligro de sufrir una catástrofe natural como inundación o por el hecho de que en el Municipio existe una refinería y rutas de poliductos y gasoductos de PEMEX que son una bomba de tiempo, sobre todo porque han sido perforados en diferente tramos por “los huachicoleros” y que pueden provocar desde una explosión hasta la contaminación de la tierra y el agua como ya está ocurriendo en la Ciudad de México y otras ciudades superpobladas.

DEMOLER 80 VIVIENDAS

¡Aguas! también por el agua contaminada la gente muere. El último Atlas de Riesgo data de 2020, y en él ya se advierte la posibilidad de reubicar las viviendas construidas en la ribera de ríos y arroyos. De hecho el Plan Hídrico 2022 elaborado por la CONAGUA para Tula establece la demolición de 80 viviendas edificadas a la orilla del rio en la zona centro. En abril de 2023 durante una sesión de Cabildo el Ayuntamiento de Tula dio autorización al Presidente Municipal, Manuel Hernández Badillo para actualizar un Atlas de Riesgo para Tula.

Entonces el Ayuntamiento firmó un contrato con la empresa Soluciones Empresariales Robida por un costo de 2 millones 700 mil pesos, pero según declaraciones de la Regidora panista Araceli Rivera Díaz, dicho Atlas no existe.  Así lo expresó al diario Milenio en febrero de 2024: “La Comisión de Protección Civil en el Cabildo de Tula investiga porque se pagó en su totalidad por un Atlas de Riesgo que no está elaborado todavía”.

URGE TERMINAR LA OBRA

Es importante que los trabajos se concluyan al 100% porque el principal propósito de ampliar el rio es aumentar el caudal de agua en temporada de lluvias pasando de 230 metros cúbicos por segundo hasta 677 metros cúbicos por segundo. Para eso fue construido el Túnel Emisor Oriente, para desfogar el excedente de agua de lluvia de la parte poniente de la Ciudad de México y cuando los otros drenajes estén saturados, porque no se puede inundar una ciudad con más de 20 millones de habitantes y de paso afectar la zona conurbada que es el Estado de México donde viven otros 16,992,418 habitantes.

Después de la inundación ocurrida en Tula en 2021 expertos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo realizaron una serie de conferencias sobre el peligro que implica construir viviendas en zonas de riesgo como ríos, arroyos, cerros o montañas. 

Antes de construir en una zona urbana, recomiendan hacer primero estudios sobre el impacto ambiental que puede causar a los habitantes. Diseñar planes urbanos respetando el entorno natural de la zona y legislar en materia de invasión a terrenos federales, así como elaborar un reglamento sobre drenaje pluvial urbano.

Aunque ya está plasmado en la Constitución los funcionarios en turno deben apegarse a derecho y aplicar la ley cuando hay invasión a zonas riesgosas para evitar futuros desastres humanos y pérdidas económicas. 

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