Tula en tiempos de coronavirus; vacía, sin tráfico y sin clientes
Apenas si se observa uno de que otro vehículo en las calles del centro de la ciudad, no se escuchan los claxonazos de los conductores ni las locas carreras de los microbuseros o taxistas que luchan por pasar rápidamente para llegar a sus destinos. Las calles se ven amplias y hay muchos lugares donde estacionarse (¡!).
En el jardín municipal apenas si se ve a una que otra persona transitando por el lugar o sentados en las bancas del jardín, y sólo unos cuantos entran a las paleterías para comprar algún helado.
El centro de Tula está en silencio…. En los negocios se observa a las empleadas con caras serias y sólo miran hacia la calle para ver si alguien entra a comprarles algo, pero nada, las tiendas de ropa, pastes, joyerías, pizzerías, restaurantes de todo tipo, etc., etc., etc., están vacíos.
En los jueguitos e inflables para los niños, la encargada también muestra una cara de desenfado. «Apenas si viene uno que otro niño…. Esto está muy mal», asegura con tristeza.
Al platicar con los comerciantes, todos coinciden: «Esto está muy tranquilo, no hay ventas, hoy nadie ha venido a comprar.
Y es que el otrora atiborrado centro de Tula, lleno de gente que iba y venía, sobre todo a la salida de los estudiantes, hoy luce vacío. El coronavirus realmente ahuyentó a la gente y todo indica que están en sus casas, los niños haciendo tareas y los padres, muchos de ellos, trabajando desde el hogar.
Por su parte, tulenses de abolengo de esta ciudad comentan que hace muchísimo tiempo que esta ciudad no se veía así y recuerdan con nostalgia el pueblito pequeño que ellos conocieron allá en la década de 1960 o 1970, cuando todos «cabían» perfectamente en el centro de Tula y no existían las aglomeraciones de autos y gente.
«¡Ah!… qué bellos tiempos dice un hombre de edad madura con un gran suspiro. «En Tula se respiraba aire limpio y todos nos conocíamos y nos saludábamos, sabíamos muy bien quienes vivíamos aquí y además vivíamos con la confianza de dejar la puerta abierta de la casa en las noches, porque nadie entraría a robar».
Y mientras unos recuerdan el Tula añejo, aquel de hace muchos ayeres, la mayoría de la gente, sobre todo los comerciantes, se preguntan ¿hasta cuándo durará esta situación? ¿Sobrevivirá mi negocio y mi economía? ¿Con qué voy a pagar lo que debo?
Al final la conclusión es que éste es el Tula de hoy, el del terrible coronavirus que todo lo detuvo, y la realidad es que no sabemos hasta cuándo termine y qué va a suceder. Triste realidad.