URGE DETENER LA VIOLENCIA Y EL HUACHICOL EN TULA, DESPUÉS… SERÁ DEMASIADO TARDE

URGE DETENER LA VIOLENCIA Y EL HUACHICOL EN TULA, DESPUÉS… SERÁ DEMASIADO TARDE

Muy lamentable es la situación que estamos viviendo los tulenses en estas últimas semanas en que se ha disparado la ola de violencia y nuevamente el robo de hidrocarburo, lo cual ha generado gran temor entre la población, sobre todo porque la policía municipal y los elementos del ejército y federales, se han visto rebasados por gente que asesina a cualquier hora y en cualquier lugar.

Se podría decir, desafortunadamente, que los miembros del crimen organizado y que se dedican al narcomenudeo, el huachicol, secuestros y demás, se han abierto al público en sus actividades ilícitas y esto realmente es muy preocupante porque en medio están los habitantes que nada tienen que ver con ellos y que en muchos casos son víctimas colaterales de balaceras o enfrentamientos, como ya lo hemos visto en otros lugares del país.

Tula había sido una ciudad tranquila, donde a pesar de que existe una vida nocturna muy «movida» por centros de trabajo como la refinería y otros más, hasta ahora ese tipo de gente realizaba sus actividades de manera independiente, sin molestar a nadie y todo transcurría relativamente normal.

Sin embargo, en los últimos años se vino una especie de «boom» del huachicol, en esta zona que está plagada de ductos de Pemex que cruzan por todos lados y que han sido aprovechados al máximo por nuevos delincuentes que llegaron y otros más que aprendieron la labor ilícita del huachicoleo.

Todo cambió aquí con este nuevo delito que muchos se han tomado como su forma de vida y que además, han incursionado en otras actividades delincuenciales, como la venta de droga, los secuestros y mucho más.

La delincuencia ha permeado en esta zona en un fenómeno que ha traído delincuentes de otras entidades, como el sujeto aquel conocido como «el michoacano», quienes llegar para capacitar a los delincuentes locales y a formar grupos que se están peleando por «picar» los ductos de Pemex.

Muy conocido es también que la policía municipal «permite» este tipo de actividades ilícitas y hasta se suma a ellas en sus mandos medios recibiendo dinero de la delincuencia para que los dejen «trabajar».

Por ello, no resultó muy raro que en estos difíciles momentos renunciara el director de la policía de Tula, quien hasta huyó muy probablemente para que no «le caigan en la movida».

La suciedad de estos negocios se ha metido también en muchas áreas de la política y muy probablemente en los gobiernos municipales.

Y ante esta cruda realidad, no acabábamos de recomponernos por los más de tres hechos a balazos que se dieron durante la semana anterior, y apenas el jueves por la tarde nos enteramos de la terrible explosión que ocurrió en Bomintzha, por cierto tierra del Alcalde de Tula, y que se ha convertido en un nido de huachicoleros.

Este hecho trascendió a nivel nacional por la gran explosión y las enormes llamaradas que dejaron a tres trabajadores de Pemex con severas lesiones de tercer grado, y quienes tuvieron que ser llevado a la Ciudad de México, donde puede ocurrir que hasta fallezcan.

Luego de todos estos hechos ha habido fuertes operativos policiacos, principalmente de la Guardia Nacional y el ejército, quienes han cateado los «nidos» de algunos delincuentes y han detenido a más de 13 sujetos que fueron llevados a la cárcel de Pachuca.

En suma, la situación es altamente complicada y depende sólo de las corporaciones policiacas para que «limpien» este lugar de los grupos delincuenciales y   eviten que sienten aquí sus bases. Si no lo hacen ahora, si no actúan desde ya, será muy difícil erradicarlos más tarde y dar una solución de fondo. El problema está y sólo de ellos depende que Tula viva en paz.

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