Investigadores chinos clonan un lobo ártico en un esfuerzo de conservación «histórico»
Investigadores en China lograron clonar un lobo salvaje del Ártico, y esperan que la controvertida tecnología genética pueda utilizarse ahora para ayudar a salvar otras especies amenazadas a medida que el mundo se acerca a una crisis de extinción.
El lunes, la empresa Sinogene Biotechnology, con sede en Beijing, dio a conocer el clon de lobo hembra –llamado Maya por los científicos– al cumplirse 100 días de su nacimiento ocurrido el 10 de junio.
Maya, un cachorro de color marrón grisáceo con una cola tupida, se encuentra en buen estado de salud, dijo la empresa. Durante una conferencia de prensa, mostró videos de Maya jugando y descansando.
«Tras dos años de esfuerzos minuciosos, el lobo ártico fue clonado con éxito. Es el primer caso de este tipo en el mundo», dijo Mi Jidong, director general de la empresa, en la conferencia de prensa, según los medios estatales chinos.
El lobo ártico, también conocido como lobo blanco o lobo polar, es una subespecie de lobo gris originaria de la tundra del Alto Ártico, en el archipiélago ártico del norte de Canadá. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), su estado de conservación, la métrica utilizada para determinar cuán cerca está una especie de la extinción, se considera de bajo riesgo, ya que su hábitat ártico es lo suficientemente remoto como para eludir a los cazadores. Pero el cambio climático amenaza cada vez más su suministro de alimentos, y el desarrollo humano, como carreteras y oleoductos, está invadiendo su territorio.
Sinogene puso en marcha su proyecto de clonación de lobos árticos en 2020, en colaboración con el parque temático polar Harbin Polarland, según informó en un comunicado publicado en la plataforma Weibo, similar a Twitter.
Para crear a Maya, la empresa utilizó un proceso llamado transferencia nuclear de células somáticas, la misma técnica que se utilizó para crear el primer clon de mamífero de la historia, la oveja Dolly, en 1996.
En primer lugar, utilizaron una muestra de piel del lobo ártico original, también llamado Maya, introducido desde Canadá a Harbin Polarland, para obtener «células donantes», que luego se inyectan en el óvulo de una perra y son llevadas a término por un vientre de alquiler.
Los científicos lograron crear 85 embriones de este tipo, que se transfirieron al útero de siete beagles, lo que dio lugar al nacimiento de una loba ártica sana, la recién clonada Maya, según los medios de comunicación estatales.
La empresa dijo en su publicación de Weibo que se espera que nazca pronto un segundo lobo ártico clonado.
«La tecnología de clonación proporciona un buen punto de entrada para la protección de los animales silvestres en peligro de extinción, lo que es una gran contribución a la protección de la biodiversidad», dijo He Zhenming, director del Instituto de Recursos de Animales de Laboratorio del Instituto Nacional de Control de Alimentos y Medicamentos de China, en la publicación de Weibo.
He Zhenming añadió que la clonación exitosa de Maya era un «acontecimiento histórico, de gran importancia para la protección de la vida silvestre del mundo y la restauración de las especies en peligro de extinción», según la publicación.
Sinogene dijo que también empezará a trabajar con el Parque de Fauna de Beijing para investigar más tecnología y aplicaciones de la clonación, así como para llevar a cabo investigaciones sobre la conservación y la cría de animales raros y en peligro de extinción en China.
El lobo Maya original murió de viejo en 2021, según Global Times. El lobo clonado vive ahora con su madre sustituta beagle, y posteriormente será alojada en Harbin Polarland, abierta al público.
Crisis de extinción
No es la primera vez que los científicos de la conservación utilizan la tecnología de la clonación.
En Malasia, donde todos los rinocerontes de Sumatra han muerto, los científicos esperan utilizar tejidos y células congeladas para dar a luz a nuevos rinocerontes utilizando madres de alquiler. Y a finales de 2020, científicos estadounidenses clonaron con éxito un hurón silvestre de patas negras en peligro de extinción, que se creía extinto en todo el mundo.
Otros científicos apuestan por la tecnología de edición de genes, y un equipo de Australia intenta editar células de un marsupial para recrear a su pariente cercano, el extinto tigre de Tasmania.
Estos esfuerzos aumentan a medida que los científicos de todo el mundo se afanan por salvar las especies en peligro de extinción, ya que la Tierra se acerca a lo que se considera su sexta extinción masiva.
Se han producido cinco eventos de extinción masiva en la historia, cada uno de los cuales eliminó entre el 70% y el 95% de las especies de plantas, animales y microorganismos. En la más reciente, hace 66 millones de años, desaparecieron los dinosaurios.
Esta sexta extinción masiva sería única, ya que está impulsada por los seres humanos, que ya han terminado con cientos de especies a través del comercio de vida silvestre, la contaminación, la pérdida de hábitat y el uso de sustancias tóxicas.
Según un estudio realizado en 2020, alrededor de un tercio de todas las plantas y animales podrían estar en peligro de extinción para 2070, y las cosas podrían empeorar aún más si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando rápidamente.
Pero muchos de estos nuevos esfuerzos de conservación también han suscitado controversia, con preguntas sobre las implicaciones éticas y sanitarias de la clonación y la edición de genes.
En el caso de Maya, un científico dijo al Global Times que es necesario investigar más sobre si la clonación puede causar riesgos potenciales para la salud. También es necesario establecer más normas para determinar el uso apropiado de la tecnología, añadió, como por ejemplo clonar únicamente especies extintas o en peligro de extinción.